Almirante Enrique Larrañaga, Comandante en Jefe de la Armada
“En mi gestión quise que la gente sintiera que su trabajo era reconocido y valorado”
Un ciclo ha llegado a su fin. Con 44 años de Marina y cuatro a la cabeza de la Institución, el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Enrique Larrañaga Martin se despide de la Armada y de los lectores de “Vigía”.
¿Cuál fue el sello personal que le impuso el Almirante Enrique Larrañaga a la Armada durante su gestión?
“Cuando asumí, acuñé una frase que no es propia y que había escuchado antes, y que creo representa lo que queremos hacer en la Armada: “Una Marina eficiente y feliz”, y el esfuerzo se hizo fundamentalmente en esa dirección, es decir, que fuéramos capaces de cumplir todas las tareas que la Constitución nos demanda, pero que lo hiciéramos en una ambiente de trabajo grato, donde la gente se sintiera partícipe de la Institución, que se sintiera que es lo más importante que tenemos en la Marina, y que su trabajo es reconocido y valorado no sólo por quienes pertenecemos a la Institución, sino que también por el resto del país”.
¿Cómo le gustaría que fuese recordado al interior de la Institución?
“A mí me gustaría que me recordaran como un marino de corazón, que durante todos sus años de servicio se entregó de cuerpo y alma a servir a la Institución, buscando la mezcla entre las tareas operativas, lo administrativo, la relación con el personal, tratando de ser justo, y que disculpen los errores. Todos cometemos errores y si alguna vez cometí uno, fue siempre pensando en el bien de la Marina”.
¿Cuáles son los hitos institucionales que podría describir que marcaron su gestión?
“En primer lugar, yo establecí tres ejes, el primero era continuar con la recuperación de la Base Naval de Talcahuano y el potenciamiento de las fuerzas, ese eje en concreto está prácticamente completado, hoy día tenemos una fuerza operativa absolutamente equipada y entrenada, y en la recuperación de la Base tenemos un 95%. También hicimos un proceso de racionalización logística que fue muy eficiente y que nos permitió con los mismos recursos que tenemos asignados, hacer más cosas, y eso va en beneficio directo de la operatividad y de la gente.
El otro eje estaba enfocado en mejorar la calidad de vida de nuestro personal, yo creo que gracias a la coyuntura que vivimos, donde no teníamos ninguna amenaza inminente, nos permitió efectivamente dedicar grandes recursos a eso. Y pudimos adquirir casas fiscales y arreglarlas, que es un proceso que no se había hecho en muchos años; acreditar hospitales y jardines infantiles, mejorar las condiciones de bienestar, mejorar la educación, de manera que ese eje también creo que se cumplió plenamente. Y estoy muy satisfecho, y efectivamente cuando voy a las Zonas Navales, recibo muestras de agradecimiento del personal de Gente de Mar, fundamentalmente, por todo lo que la Institución ha hecho por mejorar este eje que estaba un poquito venido a menos en el correr de los años por diversas circunstancias y coyunturas que la Institución tuvo que atravesar”.
Este año iniciamos la celebración del Bicentenario de la Armada y tuvimos una especial conmemoración de las Glorias Navales en Valparaíso ¿De qué manera puede la Institución mantener vivo y vigente el legado de Prat y de los demás héroes navales?
“En primer lugar, estoy muy contento que hayamos podido recuperar el 21 de mayo a la antigua, y hay que reconocer los méritos a quien los tiene, y hay que agradecerle a la Presidenta que tuvo la predisposición para cambiar la fecha, y a los parlamentarios que impulsaron este proyecto de ley que finalmente vio la luz, y que permitió que el 21 de mayo volviera a ser lo que había sido antes, con gente en las calles, viendo a sus hijos, a sus familiares desfilar contentos. Un desfile muy largo, como era el primero después de muchos años, la instrucción que di yo es que llegáramos hasta la Avenida Argentina y que ocupáramos todo Valparaíso.
En este sentido Prat es sin lugar a dudas el héroe más grande que tiene Chile, y los principios y valores que él transmitió junto a su dotación, de sentido cumplimiento del deber, amor a la Patria, de no pensar en uno sino más bien en el bien común, son valores que lamentablemente con el paso del tiempo, la tecnología, la globalización, se han ido perdiendo de a poco. Yo creo que como Institución tenemos el deber de mantener vivo el recuerdo de Prat, precisamente por los que transmite, y eso se logra no sólo al interior de la Marina, que lo hacemos bastante bien, sino que tenemos que hacer un esfuerzo también en la gente más joven, en los colegios a través de procesos de difusión, de visitas a la Escuela Naval y a la Escuela de Grumetes, que es donde se palpa en profundidad este sentimiento tan arraigado que tenemos en la Marina y que es el que Prat nos transmitió y que nos ha guiado desde esa fecha”.
¿Cuál cree que fue su mayor desafío en estos cuatro años de gestión?
“No podría precisar un momento más difícil. La verdad es que el resultado final ha sido plenamente exitoso. Hemos transitado, sin ninguna duda, por algunas cosas que se escapan de los marcos normales en que se rige la Institución en distintos ámbitos, pero lo más importante creo yo es que, producto de esas cosas que han ocurrido, hemos sacado lecciones de manera de evitar que se repitan y hacer que nuestra Marina sea cada día más grande, querida y respetada”.
¿Qué mensaje final entregaría usted a los más de 25 mil hombres y mujeres que integran la Marina?
“En primer lugar, estoy muy orgulloso del personal que tenemos, lo he dicho en todas partes. La mejor gente la tenemos nosotros en la Marina; gente bien preparada, responsable, con valores, que se entrega por completo a la Institución. Y segundo, agradecimiento por todo lo que he podido percibir en estos cuatro años, de su tremenda contribución a que Chile sea cada día un mejor país. He visto y he recorrido Chile desde Arica hasta la Antártica, incluida Isla de Pascua, Juan Fernández y San Félix, y en todas partes, en todos los buques y reparticiones hay siempre un cariño, unas ganas de hacer las cosas, que verdaderamente es un ejemplo, así que estoy muy agradecido de todo el personal de la Institución y de las familias, que son el que le brindan el soporte anímico, moral para permitirles desarrollarse en plenitud en el otro gran amor que todos tenemos, la familia y la Marina”.