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Sargento 1° L (Ab.) Carlos Luques
“Soy marino las 24 horas del día y Árbitro también”
De dotación de la Gobernación Marítima de Puerto Williams, imparte justicia en las canchas del país como árbitro del Comité de la Tercera División del Fútbol profesional.
A pesar de la distancia geográfica, el Sargento 1° L (Ab.) Carlos Luques ha logrado mantenerse activo en la particular tarea de ser árbitro de fútbol. Destinado hoy en Puerto Williams, a cargo del Centro Financiero de la Gobernación Marítima, ha sacrificado vacaciones para ir compatibilizado las tareas profesionales con las de este deporte.
“He debido cumplir con las intensas pruebas físicas y teóricas en Santiago, las que me permiten dirigir los partidos en las pocas oportunidades que tengo durante el año de viajar a la zona central. No es fácil entrenar en solitario en esta isla; sin embargo, la motivación siempre está y con ella vencer los obstáculos que indicaban que por cumplir esta destinación, debía abandonar el arbitraje”, señala.
Siempre estuvo ligado al fútbol, pero como jugador; sin embargo, la decisión de transformarse en árbitro se produjo a sugerencia de un compañero mientras vivía en Caldera, ciudad donde se impartió un curso de Reglas de Juego. “La disciplina, responsabilidad y cumplimiento del deber, me han abierto puertas y con ello una exigencia siempre latente de dejar bien puesto el nombre de la Institución por sobre todas las cosas”, comenta, agregando que “el arbitraje tiene algo de similitud con la carrera del Marino. Es una disciplina jerarquizada, muy formal, con exigencias constantes en lo que respecta a conocimientos de las Reglas de Juego y a las pruebas físicas. Las designaciones están a cargo de la Comisión de árbitros en Santiago y mi situación en particular; cuando puedo viajar a dar las pruebas físicas y escritas que son trimestralmente, también quedo disponible para que me designen a arbitrar algún partido”.
Ocho años lleva ya compatibilizando sus dos pasiones. Y aunque se lamenta de haber abrazado algo tarde esta disciplina, sí le agradece a su familia por ser “el pilar fundamental en cada desafío que emprendo, tanto profesional como deportivo. Ésta una actividad difícil de sobrellevar, siempre somos los malos de la películas, insultados gratuitamente apenas nos ven aparecer en la cancha”.
En estos años como árbitro le ha tocado dirigir la Final Nacional ANFA 2014, categoría 35 años en Dalcahue, Chiloé; Final Nacional ANFA 2014, categoría todo competidor en San Antonio; partido amistoso profesional entre Coquimbo Unido y Cobresal en 2014 y la Final Tercera División A año 2015 entre Deportes Vallenar y Estación Central de Santiago.
¿Una anécdota? “En el partido amistoso entre Coquimbo Unido v/s Cobresal cobré un penal en contra del equipo de Cobresal, donde el arquero era el conocido y polémico Nicolás Peric, quien en vez de reclamar por la decisión adoptada, me dijo, en alusión a mi calva: ‘pelado, de seguro el sol te está afectando la pelada y no estás viendo con claridad la jugada’”.
Tras dejar Caldera para reubicarse en Puerto Williams, el Sargento Luques dejó el arbitraje por poco más de dos años. ”El año pasado me volví a motivar y empecé a entrenar de nuevo para elevar mi solicitud de reingreso al Comité de Árbitros de la Tercera División en las condiciones que puedo aportar, es decir, viajando sólo tres o cuatro veces durante el año para arbitrar”, comenta.
“El ser Marino es algo único, un privilegio, un honor que hay que valorar. El ser Árbitro de fútbol también lo es; en rigor creo que no cualquiera podría serlo. La perseverancia, el querer superarse, el constante entrenamiento y la sana competencia son las principales similitudes entre ambas Instituciones. Estamos siempre en constante evaluación y nuestra investidura de ‘jueces’ nos exige demostrarlo tanto dentro como fuera de la cancha. En ese contexto, uno es Marino las 24 horas del día y Árbitro también”, reflexiona.
“El deporte en cualquiera de sus disciplinas, más aún en alta competencia, nos exige un buen estado físico y en estas lejanas y heladas tierras de nuestro país cuesta el doble entrenar, pero el espíritu de cuerpo y la valentía hacen que mi horizonte sea más próspero en lo emocional, competitivo siempre y por sobre todo, un ganador por excelencia”, finaliza.