Singladura del Almirante - Junio

Habiendo finalizado el Mes del Mar, con la satisfacción de haber logrado todos los objetivos propuestos al inicio del mismo, quiero permitirme ahondar en un punto fundamental que resultó de la acción ocurrida ese 21 de mayo de 1879. Esa mañana, luego de las 12:10, cuando la Esmeralda se hundía con su bandera al tope y cuando la Covadonga finalizaba una impecable maniobra táctica en los bajos de Punta Gruesa, Chile cambió para siempre.

Desde el punto de vista naval, la Escuadra perdió una unidad de poco valor, un buque viejo y lleno de detalles que aportaban muy poco al esfuerzo bélico del país; en cambio, el Perú perdió, prácticamente, el 50% de su Poder Naval, al encallar en Punta Gruesa su unidad más moderna y bien armada, como era la fragata blindada Independencia.

Desde el punto de vista de la guerra y del territorio, al conocerse en la zona central de Chile lo ocurrido en el norte, la ciudadanía tomó conciencia, en el sacrificio de Prat y la habilidad de Condell, de la magnitud de lo que estaba pasando. El conflicto dejó de ser algo lejano, algo etéreo y se transformó en un problema acuciante, en una realidad dolorosa. Cientos de chilenos se presentaron en los cuarteles para enrolarse y así emular el sacrificio de los 150 chilenos muertos en el épico combate, inclinando así, de manera inexorable y decisiva, la balanza de la guerra a favor de Chile. Al finalizar el conflicto, que nuestra nación no buscó, el país obtuvo en control de un territorio que, hasta hoy, es el principal proveedor de recursos naturales que han sido fundamentales en el desarrollo del país que hoy tenemos.

Pero hay un elemento intangible que es, sin dudas, el principal. Luego del 21 de mayo, el alma de Chile se transformó y tomó un nuevo rumbo. La determinación y heroísmo sin límites del comandante Prat, mostró al mundo que el chileno muere, pero no se rinde; que el chileno es valiente y decidido cuando la situación lo exige; que el chileno no se amilana ante la adversidad y mucho menos se deja avasallar, por enormes y complejas que se presenten las dificultades; que el chileno, cuando está todo en su contra, saca desde su corazón, una entereza inquebrantable y una fuerza irreductible, que lo impulsa a lograr el objetivo o dar la vida en el intento. Ese 21 de mayo, Chile ganó mucho más que buques, una guerra o un territorio. Ese día Chile ganó un héroe, que trazó un nuevo rumbo para todos los chilenos, que mostró qué tipo de hombres y mujeres nacen en esta tierra y que para ellos, nada es imposible.

Hoy, en pleno siglo XXI, cuando el país está caminando a paso firme el complejo camino hacia el desarrollo, el ejemplo que nos entregaron Prat, Condell y sus dotaciones, está más vivo y vigente que nunca. Sin el 21 de mayo de 1879, Chile no sería el mismo, sin ese día, estoy seguro, Chile sería muy distinto.

Quiero felicitar a todos los marinos, hombres y mujeres, que, a largo de Chile, hicieron realidad este Mes del Mar. Gracias a ustedes, nuestros compatriotas conocieron y tomaron más conciencia sobre lo que significa el mar y nuestra gloriosa Historia, por lo que deben siempre sentirse orgullosos de la Institución que representan y del uniforme que visten.