SOM Fernando Jáuregui
“El esfuerzo y la perseverancia son el rumbo al éxito”
Actualmente en SERVIMADA, a días de cumplir trasbordo, terminé de conocer la totalidad de las unidades navales, además de entregar experiencias. Sin duda que me voy muy agradecido de mis jefes y de este gran grupo humano que siempre estuvo dispuesto y que hicieron más fácil y amena mi labor como Condestable.
Fue hace ya 32 años que tomé, en mi casa en Curicó, la acertada decisión de entrar a la Armada. Poco y nada se sabía de la Marina: un anuncio en televisión llamó mi atención, la imagen mostraba dos buques de guerra navegando al son de Brazas a Ceñir mientras una voz decía “joven chileno, la Armada te necesita”. Me sentí totalmente aludido. Sin embargo, debo reconocer que la tarea no sería fácil, debido a que no era un alumno de excelencia. Pero tenía a favor las ganas y, en lugar de claudicar, tomé mayor fuerza y me propuse enfrentar el desafío, entregaría lo máximo de mí para obtener los mayores logros y fue así como me hice a la mar en esta aventura que comenzó un 7 de febrero de 1988.
Sin olvidar el compromiso que me había propuesto, logré mi primer objetivo que era ser parte de los 70 grumetes de la “Esmeralda”, después de eso mi siguiente objetivo era ingresar a la Escuela de Ingeniería Naval a estudiar electricidad. Obtenido esto, seguí perseverando para pasar del segundo lugar logrado en la especialidad básica a obtener la primera antigüedad del área técnica de electricidad y especialidades de la Ingeniería Naval. Dicho logro nuevamente me premió con otro trasbordo al Buque Escuela; todo lo anterior me demostró que las limitaciones se las pone uno mismo.
Entre otras destinaciones estuve en el DLH “Cochrane”, DLG “Latorre” y Escuela de Grumetes, en esta última y luego de tres años me asignaron casa en la Isla y cuando terminaba de cambiarme al nuevo hogar, recibí una notificación para integrar la primera dotación de la FF “Williams” en Inglaterra, otro lindo desafío en el que gracias al trabajo en equipo como dotación, logramos grandes cosas. La experiencia obtenida a bordo me permitió ser considerado en el selecto grupo de entrenamiento del CENTARM, y durante 5 años navegamos y entrenamos varios buques.
Hoy, que ostento este grado de honor, quiero agradecer a los instructores de la ESGRUM que nos dieron una identidad ejemplar; “Los Grumetes del Cañón” y también a todos los Oficiales, Gente de Mar y Empleados Civiles con los cuales tuve la suerte de trabajar a lo largo de mi carrera, de quienes fui asimilando lo mejor, pues para mí el ejemplo es la mejor herramienta para ejercer el mando. Gracias a mis padres que me inculcaron principios y valores, y en especial a Marisol, mi esposa, quien ha estado por más de 25 años junto a mí apoyándome y entregándome todo su amor y a mis hijos Matías, Fernando y Fabián, que han sufrido y sabido comprender mis ausencias. Gracias Dios por todo lo que me das.
A las nuevas generaciones que tomaron la misma decisión que yo: no vacilen, que el esfuerzo y la perseverancia son el rumbo al éxito. Hoy más que nunca tenemos la gran responsabilidad de mantener en alto el prestigio de la Institución que con tanto sacrificio nos han heredado nuestros antepasados; para ello debemos ser personas íntegras y probas siempre y en todo momento. Aprovechen la juventud para generar virtudes que se van adquiriendo por repetición de actos y que luego se transformarán en hábitos que les otorgarán estabilidad al carácter y los dispondrán al bien. En lo profesional hagan de cada tarea, por muy insignificante que sea, la más importante con mucho cariño y dedicación. No busquen solo su propia felicidad, sino también hagan felices a quienes les rodean.