Suboficial Mayor Nelson Salinas Saldías

Soy el Condestable del Escuadrón de Helicópteros de Ataque HA-1, cargo que ocupo desde el año pasado, repartición que me recibió al ser ascendido a este grado. Siento que es uno de los desafíos más importantes de mi carrera naval debido a la complejidad de las acciones que día a día se desarrollan en este Escuadrón Operativo de la Aviación Naval, pero que por sobre todo por la calidad profesional y humana con que toda la dotación enfrenta a diario el quehacer aeronaval.

Hoy me siento muy orgulloso de conmemorar un nuevo aniversario de nuestra especialidad, motivo que nos enorgullece a todos los que llevamos el albatros dorado en nuestros pechos.

La experiencia de vida que me dan los años al servicio es esta querida institución me permiten interactuar con las nuevas generaciones de marinos, hombres y mujeres que viven en un mundo globalizado, con mucha información, que a veces poseen una mínima resistencia al fracaso o a la adversidad y por lo tanto debemos estar siempre alertas, ser cercanos y estrechar nuestra relación con ellos, incentivando su voluntad y fortaleza, para la formación del carácter de nuestros futuros aviadores navales.

Mi carrera naval ya con casi 32 años, se inicia en un ya lejano 8 de febrero de 1987, para mí y un grupo de muchachos comienza la que yo llamo un estilo de vida al servicio de la Patria. Fue el día en que con tan solo 16 años crucé el portalón de la Vieja Escuela de Altivos Marineros, proveniente de una familia que me inculcó férreos valores, integrada por mis padres, Nelson  Marcial y Luz María, siendo el mayor de tres hermanos y el único que abrazó esta hermosa profesión. A ellos se suma hoy mi querida esposa Jacqueline, con quien formamos una linda familia junto a nuestros hijos Marioly, Mauricio y Amaro.

El 2018 fui ascendido al grado de Suboficial Mayor, grado que luzco con orgullo y con mucha responsabilidad, debido a que la tarea que no es fácil, principalmente por lo que representa: esfuerzo, dedicación, sabiduría y comprensión para con los subordinados y por sobre todo ser un ejemplo a seguir para ellos y un apoyo constante al mando.

Suboficial Mayor Ariel Salinas Ulloa

La lealtad, compromiso y trabajo en equipo, sumado al apoyo incondicional de mi familia, han sido la clave de mis logros profesionales y personales. Con 17 años postulé a la Marina motivado por los comentarios de un amigo que era marinero y con charlas dadas en el liceo, ingresando a la Escuela de Grumetes un 8 de febrero de 1987.

El año 2018 fui ascendido al grado de Suboficial Mayor, siendo destinado como Condestable a la Gobernación Marítima de Arica, teniendo el honor de ser parte de la Dotación de “Los Hombres Bravos del Litoral”. Este año retorné a nido donde actualmente me desempeño como Condestable de la Base Aeronaval Concón.

Con 32 años de servicio, puedo decir que estar en la Armada ha sido una aventura impagable:   conocer Chile de Arica a la Antártica, servir en  comisiones en el extranjero, contar con miles de millas navegadas y cientos de horas voladas, sentir la nostalgia de dejar tus seres queridos para cumplir la misión lejos del hogar y de alegrías cuando regresas con ellos, de orgullo y satisfacción por el deber cumplido, sentir la amistad y el apoyo de tus camaradas, viviendo experiencias que solo un Aviador Naval en función de su trabajo y servicio público puede cumplir.

Pero nada de esta aventura hubiese sido posible sin el apoyo de mi compañera de vida, mi esposa Marcela, quien me ha acompañado por más de 26 años y a mis hijos Ariel (25) y Marcela (17).

A los especialistas en Aviación Naval le digo: siéntanse orgulloso de llevar el albatros dorado en su pecho, entreguen lo mejor de sí para cumplir de forma segura y eficiente el rol asignado, sean leales con la institución, y que el éxito se logra con esfuerzo, trabajo en equipo y cariño.

Suboficial Mayor René Lorca Úbeda

Ya son 31 años cumplidos de mi inicio en este gran viaje llamado Armada de Chile, perteneciente a una generación de Grumetes Navales que desde nuestros inicios conocimos que la palabra imposible no era parte del diccionario naval.

El llevar el Albatros Dorado en mi pecho es símbolo de orgullo, lo que es compartido por mi familia quienes me han acompañado en forma incondicional, en especial mi señora Nancy, mis hijos Francisca y Vicente, como también a mi madre Elcira y hermano Juan. Ellos permitieron mi desarrollo profesional en estos 26 años como Aviador Naval.

Hoy, la institución me ha permitido volver a desempeñarme en el Escuadrón de Exploración Aeromarítima VP-1, repartición donde desarrollé aptitudes que me permitieron realizarme como Mecánico de Aviación e Ingeniero de Vuelo de las Aeronave P3 ACH y hoy como su Condestable, con la plena convicción de entregar mi experiencia a las nuevas generaciones de exploradores aeronavales.

A las nuevas generaciones de marinos tan solo pedirles que cuiden su Institución: somos hoy en día una Marina moderna, con valores y principios que nos distinguen, siempre en una permanente preparación y por sobre todo amantes de nuestra Patria, con la plena convicción de defenderla hasta rendir la vida si fuese necesario.