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Suboficial Mayor Carlos Retamal Salazar, Condestable Mayor de la Armada
“Quienes estamos en servicio activo debemos dejar una Marina de prestigio”
En la vida siempre tenemos un modelo a seguir. En el caso del Suboficial Mayor Retamal, él quería ser como su hermano, ya que hizo su Servicio Militar en la Infantería de Marina y le gustó verlo de Uniforme. En esa época era un niño de 14 años y vivía en la comuna de Chiguayante con su familia.
Luego de haber terminado tercero medio, el Suboficial Mayor Carlos Retamal Salazar ingresó a la Escuela de Grumetes “Alejandro Navarrete Cisternas”, en febrero de 1986. Al principio su papá no estaba muy de acuerdo con su opción, porque encontraba que era muy chico. No quería que se fuera porque su hermano al principio se alejó cuando hizo el Servicio Militar y volvió después, entonces su padre pensaba que iba a ser lo mismo con él. A pesar de eso, igual tuvo el apoyo de sus papás y de hermanos, lo cual agradece profundamente.
Al egresar de la Escuela de Grumetes, como Marinero Afecto a Navegante y Radarista, comenzó su periodo de embarco en el buque DLH “Blanco Encalada”. Ya en 1989, efectuó el curso de especialidad como Radarista CIC en la Escuela de Operaciones de la Armada y en la década de los noventa estuvo a bordo de la PFG “Lynch”; la LM “Chipana”; el DLG “Latorre” y el DLG “Prat”.
Su carrera ha sido diversa, desempeñándose en diferentes áreas: estuvo en el Estado Mayor de la Armada, fue parte de la primera dotación del Comando de Operaciones Navales; el 2005 formó parte de la primera dotación de la Fragata “Almirante Latorre”, completando 18 años de embarco; estuvo en Punta Arenas; en la Segunda Zona Naval; ya con el grado de Suboficial Mayor, en 2016, hizo el curso de Condestable y se desempeñó en la Gobernación Marítima de Valparaíso durante dos años, para luego ser destinado al Hospital Naval “Almirante Nef” donde ejerció como Condestable, con la tranquilidad de estar culminando su carrera y haber cumplido su anhelo de alcanzar el grado más alto en el escalafón de Gente de Mar. Luego de nueve meses, fue sorprendido al ser notificado de su nombramiento como Condestable Mayor de la Armada.
“Es algo maravilloso tanto para mí como para mi grupo familiar. Es el reflejo del apoyo de la familia y de mi esposa, Patricia, que está detrás de uno y de toda una vida. Estos 34 años de carrera naval han sido maravillosos para mí y esta designación de ser el primero y el más antiguo de mi promoción para ser Condestable Mayor de la Armada, es un orgullo tremendo.
Tengo muchos desafíos, es algo que uno no lo esperaba, pero he tratado de hacer bien las cosas para lograr mi objetivo final de servir a mi Institución y a mi Patria”, comenta el SOM Retamal. “Tengo tres hijos y están felices por el compromiso que yo he demostrado durante toda mi carrera hacia la Institución y obviamente, apoyándolos a ellos como familia. Mi hijo del medio es Oficial de la Fuerza Aérea y también está contento por lo que logró el papá. Está muy orgulloso de mi persona”, añade.
Uno de los hitos que lo marcó durante su carrera fue haber ido por primera vez a buscar un buque al extranjero. Mientras estaba en la Dirección de Programas, Investigación y Desarrollo de la Armada, tuvo la posibilidad de viajar a Holanda para traer a la Fragata “Almirante Latorre”, desempeñándose en dicha Unidad por tres años. Conocer países europeos y otras culturas es algo que agradece y lo llena de orgullo, ya que tuvo la posibilidad de estar en Bélgica, Alemania y Francia. Pero cuenta que hay otras cosas importantes también, como por ejemplo los Litorales, porque la vida del personal del Litoral es desconocida para algunos, al igual que la vida del personal de Sanidad Naval.
Legado
El honor de ser el Personal de Gente de Mar más antiguo de la Institución conlleva una serie de deberes, porque se es un referente para los demás. Es por ello que cobra importancia el hecho de poder traspasar a las dotaciones la experiencia de vida que se obtiene enfrentando los desafíos que la vida y el Servicio les depara.
Bajo esa premisa, el nuevo Condestable Mayor de la Armada señala que lo más importante es el legado que se herede a las nuevas generaciones de marinos. “Debemos fortalecer la lealtad, el compromiso, el amor a la Patria, que son valores que se han ido perdiendo con la juventud y lo otro es la estabilidad laboral que es importante para la familia. Ahora los muchachos tienen un pensamiento diferente a nosotros, es por eso que es importante crear una buena vocación de servicio. Quienes estamos en servicio activo debemos dejar una Marina de prestigio, para que las futuras generaciones se sientan orgullosas de ingresar a una Armada de Chile próspera, tal como yo me siento orgulloso de mi Marina, heredada por destacados hombres que rindieron sus vidas”, reflexiona.