Mauricio Herrera Morales, Suboficial Mayor

“Mantengan el resguardo de las tradiciones, principios y valores que sustentan a nuestra Institución”

El grado de Suboficial Mayor representa una gran responsabilidad y a la vez un nuevo desafío, ya que pasamos a ser referentes para los más jóvenes, por lo que debemos entregar toda nuestra experiencia y dar el máximo apoyo a las nuevas generaciones, guiándolos y orientándolos en esta aventura de ser marino.

Es difícil poder plasmar en un breve texto las diversas experiencias vividas en tantas jornadas atiborradas de aventuras transcurridas al navegar en esta maravillosa carrera naval. Mi ingreso a la Armada fue influenciado por el entorno en donde crecí; oriundo de Quilpué, por aquel entonces mi hogar se encontraba cercano a la Base Aeronaval “El Belloto”, lo que me permitía disfrutar el característico sonido del rugir de los motores y admirar el paso por el cielo de las de las aeronaves.

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Si bien la decisión de entrar a la Armada estaba clara, no fue fácil dejar el nido. Sin embargo, siempre sentí su incondicional apoyo en todas mis decisiones, siendo además mi madre la responsable de inculcarme desde pequeño valores y principios como son el respeto, responsabilidad y la disciplina los que fueron el pilar para enfrentar esa nueva etapa.

Ingresé a la Escuela de Grumetes un 9 de febrero de 1986; una vez egresado cursé “Afecto” en la Escuela de Operaciones egresando como Marinero afecto a Navegante Radarista, siendo mis destinaciones el BE “Esmeralda”, “Centro de Entrenamiento Táctico de la Armada”, Curso de especialidad de Radarista CIC y el DLH “Blanco Encalada”; realicé también el curso de Especialidad Complementada de Aviación Naval, logrando después de una larga travesía, cumplir con mi mayor anhelo: pasar a formar parte de la bandada del Albatros Dorado. Completé casi 20 años en actividades de vuelo como dotación táctica de aeronaves de exploración, lo que me permitió desarrollarme a plenitud en el ámbito profesional y me entregó un sinnúmero de satisfacciones surcando los cielos desde Panamá hasta la Antártica, para convertirme en un viejo explorador. Actualmente me desempeño como Jefe Militar de la Comandancia de la Aviación Naval.

Debo hacer un especial y merecido reconocimiento para mi amada esposa Waleska y mis hijas Carolina y Daniela, a quienes agradezco su comprensión y paciencia, ya que han sido mi principal apoyo a través de todos estos años en la Marina, permitiéndome desarrollar plenamente mi carrera naval y cumplir de la mejor forma todas las tareas que el servicio me ha exigido. Debo dar gracias a Dios porque mi carrera se ha desarrollado a plenitud de acuerdo a lo que cualquier marino quisiera: lograr el ascenso a grado de Suboficial Mayor, el cual representa para mí un tremendo orgullo y satisfacción, porque es un reconocimiento al compromiso y dedicación entregado al servicio.

A las nuevas generaciones les digo que es esencial cumplir con el deber, actuar con disciplina, lealtad y respeto, aprender a sobreponerse con energía y valor a las situaciones difíciles, a no dudar en solicitar el apoyo y consejo de los más viejos, a cuidar la Institución, cuidar la familia, actuar con humildad pero entregar el máximo, y entregar lo mejor de nuestras capacidades para hacer cada día más grande a nuestra Marina.