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Misión Naval de Chile en Washington
Acrecentando las relaciones entre las Armada de Chile y Estados Unidos
En esta edición de Revista “Vigía”, conversamos con el Capitán de Corbeta Javier Betancourt y la Sargento 2º Andrea Padilla, para conocer las labores que cumplen en dicha repartición y su experiencia en el país más poderoso del mundo
En la Misión Naval de Chile en Washington, actualmente a cargo del Capitán de Navío Jaime Sepúlveda, trabajan 19 personas entre Oficiales, Gente de Mar, Empelados civiles y particulares.
El Capitán Betancourt lleva un año y 8 meses como Jefe del Departamento Técnico, donde además es Oficial de Telecomunicaciones e Informática y Oficial Secretario. Respecto a la actividad que lleva la Misión Naval, indica que “además de ser la encargada de la adquisición y pago del material adquirido en los Estados Unidos tiene a su cargo el monitoreo de todas las actividades que se realizan en el área”.
Asimismo, agrega que “en el ámbito operativo, existe un número importante de actividades operativas en las cuales la Armada participa, siendo la principal de ella el Ejercicio RIMPAC. Además de éste, existen muchos otros como son los ejercicios anfibios “Dawn Blitz” y “Bold Alligator”, DESI en el caso de los submarinos, ejercicios de Fuerzas Especiales, simuladores de vuelo y otros; además de intercambios de personal de Gente de Mar y Oficiales tanto a bordo de unidades a flote como unidades del Marine Corps. Sumado a esto, la misión cuenta con 13 Oficiales adscritos, que se encuentran como Oficiales de Enlace e intercambio en distintas reparticiones de la U.S Navy. Además hay Oficiales, Gente de Mar, Cadetes y Grumetes en distintos cursos dictados por distintos establecimientos educacionales tanto civiles como militares. En fin, mucho intercambio comercial, profesional y educacional”.
Junto a él, está su esposa e hijas, quienes se han adaptado muy bien a la vida norteamericana. “La adaptación ha sido bastante fácil para mi familia en general. El apoyo recibido por el personal y las familias de la Misión es muy importante al principio sobre todo. La que más trabajo tuvo fue mi hija mayor, quien entró a primero básico acá. Para ella el colegio afortunadamente ha sido una muy bonita experiencia, adaptándose al 100% creo yo tras pasar unos 6 meses de haber llegado. La transición del idioma al principio le costó, pero una vez se acostumbró pasó a ser una más del curso tanto en lenguaje como relaciones con otros alumnos. La experiencia no podría calificarla en otro término que no sea espectacular. El poder vivir en la capital de la primera potencia mundial es sin duda algo para agradecer, valorar y sin duda, aprender lo que más se pueda de la cultura de este tremendo país”, indica.
En cuanto a la vida en ese país, el Capitán Betancourt explica que: “este país tiene muchísimas cosas buenas, pero rescato a mi juicio dos principales: lo primero es el respeto por el prójimo, desde lo más básico como el saludo cordial en un ascensor hasta la forma de respetar las normas del tránsito y segundo, el orden y limpieza de Washington, DC. Es una tremenda ciudad, muy limpia, ordenada, y bien mantenida. El tráfico es algo para lo cual creo que ni ellos han podido encontrar la solución”.
La primera mujer en la Misión Naval
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Sobre su experiencia, la Sargento Padilla comenta que “ha sido una gran experiencia tanto en lo profesional como personal. Soy la primera generación de personal femenino de Gente de Mar que integra esta dotación y eso ha sido un orgullo. El haber sido destinada a Washington ha sido un reconocimiento a mi carrera naval. Saber que mis funciones en el cargo que desempeño cumplen una parte importante dentro de los procesos logísticos de la Institución me llena de satisfacción y eso hace que mi trabajo diario sea aún más gratificante”.
Junto a ella en Washington, está su marido Alexis, quien también integra las filas de la Institución, y sus dos hijos: Catalina (16) y Vicente (13). Para la Sargento Padilla: “La familia es la parte fundamental de esta destinación. Mi esposo ha dejado de lado sus funciones para dedicarse tiempo completo a nuestros hijos. Para ellos ha sido un proceso diferente ya que son los que deben adaptarse rápidamente al sistema de vida de este país, sin embargo, superaron en pocos meses la barrera del idioma ingles dominándolo en su totalidad y eso es una tremenda satisfacción y le da un valor agregado a esta destinación lo que les ayudara en su desarrollo personal y futuro académico. En este sentido, el apoyo de mi esposo Alexis ha sido fundamental, es el pilar del hogar mientras cumplo mis funciones en la Misión Naval. Sin su amor, preocupación y dedicación hacia nuestra familia nada de esto sería posible”, comenta.
En cuanto a la relación con la comunidad chilena residente y norteamericana, la Sargento Padilla comenta que: “para cualquier persona que lleve mucho tiempo fuera de su país natal es un agrado poder compartir con compatriotas, por lo que nosotros hemos sido muy bien acogidos y hemos sido parte de las celebraciones propias de Chile, como por ejemplo celebración de Fiestas Patrias y eso nos acerca a un poco más. En tanto, la sociedad norteamericana se caracteriza por el respeto y el buen trato por lo que nuestra interacción con ellos ha sido grata y enriquecedora”.