107 aniversario de la especialidad de Torpedos y Armas Antisubmarinas

Caleta “El Manzano”, herencia visual de la bahía de Talcahuano

Para el Suboficial Hugo Quilodrán, especialista, “el ambiente que se respiraba en la Escuela de Torpedos tiene que haber sido muy especial, ya que influenció a muchas generaciones que moldearon la mística y el espíritu de la especialidad. Nosotros solo heredamos esa ‘forma particular’ de un Condestable Torpedista, un Operador de Sonar o un Instructor más antiguo que conocimos durante nuestra carrera”.

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El 15 de agosto del año 1912 se colocó la primera piedra de la Escuela de Torpedos, pero recién en 1913 comienza a funcionar el establecimiento compuesto por tres pabellones, que representan la época gloriosa del arma y que forma parte de la historia de Talcahuano, según lo asegura Don Eduardo Moreno Espíldora en el “Libro de Oro de Talcahuano. Bicentenario 1864-1964”, de la misma manera que lo son la Escuela de Ingenieros Mecánicos (1912) y la Escuela de Grumetes (1868). Estos planteles aportaron de manera significativa para que éste se convirtiera en el puerto militar más importante del país.

La Caleta “El Manzano” y la Escuela formaban un todo, ya que contaba con un Muelle, de 220 metros de largo por 4 de ancho, dedicado exclusivamente para prácticas de lanzamiento. Apuntaba a la Isla Quiriquina y en su cabezo había una Casa de Torpedos, al estilo de las grandes marinas, tal como lo recomendaba el fabricante. Era frecuente ver a los buzos en maniobras de rastreo recuperando los torpedos desde el fondo, siempre apoyados por el buque tender propio, el Destroyer “Guardiamarina Riquelme” y alguna embarcación menor tripulada por el curso de guardia.

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El contar con la Sección de Minas y Torpedos dentro de la misma instalación también cooperaba para que el alumnado pudiera tener a mano todo lo que fuera ayuda a su instrucción. Por estos motivos, recibió a marinos de intercambio de otros países, tales como México y Ecuador.

Para 1936 su dotación de planta y alumnado era de 450 personas. En 23 años ya había titulado 150 oficiales, más de 1000 gente de mar y 400 guardiamarinas se habían capacitado en Armas Antisubmarinas.

Durante más de 40 años de permanencia en la región del Biobío se formaron en sus aulas no solo técnicos en torpedos, ya que por diversos motivos, siempre se impartían otras especialidades. Por ello su nombre varió constantemente con los años:

1912 Escuela de Torpedos y, aunque no se mencione, formaba a los Buzos Salvataje.

1921 Escuela de Torpedos, Minas, Electricidad y Radiotelegrafía.

1928 Escuela de Artillería y Torpedos.

1928 Escuela de Torpedos y Electricidad.

1950 Alberga a la Escuela de Submarinos.

1954 Se anexa la Escuela de Control de Averías.

1957 Se traslada a Viña del Mar y se fusiona con la Escuela de Artillería, para constituirse como la Escuela de Armamentos.

Aviación Naval

La Aviación Naval tiene un capítulo de su historia ligada a este establecimiento. El año 1942 se creó la Base para Hidroaviones en la Caleta “El Manzano”, bajo la responsabilidad del Director de la Escuela de Torpedos. Ese mismo año se inició un Curso de Aviación Naval que terminó el año 1944, con la graduación de 21 Mecánicos de Aviación.

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La Escuela de Torpedos se relacionaba de manera directa con la civilidad, principalmente por medio de las competencias deportivas y su revista anual. El deporte ocupaba un espacio importante en la formación impartida, así lo grafica la cantidad de imágenes que se conservan de atletas, equipos de futbol, de básquetbol, boga y tiro al blanco. También en las competencias deportivas locales y regionales la Escuela de Torpedos era un referente.

La Escuela de Torpedos y su relación con “La Chilena”

Es difícil imaginar que exista una relación entre la Escuela de Torpedos y la jugada deportiva conocida como “La Chilena”, que hizo conocida Ramón Unzaga Asla. Pero la historia dice que en 1914 se crea la Sociedad y Club Atlético Estrella del Mar, conformado por el personal de la Escuela de Torpedos. Este club reclutó a Unzaga para su equipo de futbol y con el fin de asegurar su permanencia le buscaron trabajo al interior del Apostadero. Más tarde este deportista daría prestigio al fútbol chileno con esa curiosa manera de ejecutar un gol.

Revista de la Escuela de Torpedos

En cada aniversario de este recinto educacional, dependiente del Ministerio de Guerra, se realizaba el lanzamiento de la “Revista de la Escuela de Torpedos”, editada íntegramente en su propia imprenta. En ella se observan fotografías de actividades propias como ceremonias, revistas y de la dotación. Pero también hay espacio para reseñas históricas, anécdotas, cultura, saludos y obituario.

Era patrocinada por comerciantes locales a cambio de publicidad. Al parecer, esta imprenta también era la editorial del Apostadero Naval de Talcahuano, ya que a medida que se digitaliza material bibliográfico histórico, se han encontrado otras publicaciones con ese origen.