Singladura del Almirante - Julio

Para quienes elegimos servir a Chile en la Armada, hay un sustento fundamental para que nuestro desempeño sea el que nuestros conciudadanos esperan. Me refiero a nuestras familias, las cuadernas que sostienen el esfuerzo que todos los miembros de la Institución realizamos día a día en favor de la Nación. Nuestras familias, que a partir del inicio de nuestra aventura como Marinos de Chile pasan a ser parte de la Familia Naval, asumen un rol preponderante en nuestra vida. Nuestros padres son el primer apoyo cuando tomamos la decisión de ingresar a la Armada. Sin su ayuda, su consejo y su constante preocupación, sin duda que el inicio de esta aventura sería particularmente difícil. Una palabra de aliento, un abrazo o una asertiva y precisa llamada de atención forman parte de un proceso de aprendizaje y disciplina indispensables para la formación del futuro marino. Lo mismo ocurre cuando ya en Servicio, las largas navegaciones, los horarios complejos y las condiciones tan especiales de vida que tenemos los marinos, requieren de una contención necesaria y llena de cariño y comprensión.

Cuando formamos nuestra propia familia, sabemos que también la involucramos en la Institución, porque el ser marino no sólo es una profesión, sino una forma de vida completa. Por ello, se transforman en ese pilar donde el marino se sostiene cuando el cansancio y las dificultades hacen complejo el navegar. Y también la Familia Naval es ser parte de la vida diaria. Las redes de apoyo, las amistades y la continua relación entre ellas, es también una necesidad que se torna indispensable, en la medida que los largos períodos de operación mantienen al marino fuera del hogar. Nuestra propia Constitución consagra a la familia como el núcleo principal de la sociedad y, para la Armada, es un hecho indesmentible e irrefutable. El apoyo de y a la Familia Naval es un imperativo que tiene la Institución y debemos cuidarla y protegerla siempre, para así contar con ese puntal tan necesario e insustituible.

Por ello, quiero enviar un especial saludo a todas sus familias. Padres, esposos, hijos, todos aquellos que forman parte de lo que llamamos la Familia Naval, son y serán siempre un elemento indispensable para nuestro desempeño profesional. Sepan que para la Institución serán siempre respetados y valorados, porque entendemos de sus sacrificios y desvelos, siempre enfocados en apoyar al marino, en el cumplimiento de sus obligaciones para con Chile. Vaya para ustedes, nuestra gran Familia Naval, mi más sincero reconocimiento y aprecio.

Quiero también pedirles que aprovechen estos días en que los niños se encuentran de vacaciones de invierno, para que compartan con ellos. La tarea de ser padres y madres es la más difícil, por lo que todas las instancias para compartir con sus hijos deben ser utilizadas. Conversen, disfruten y pásenlo bien, dándoles tiempo de calidad, para que sigan creciendo y desarrollándose de la mejor forma.