Suboficial Mayor Miguel Ángel Montecino, Condestable de la Escuela de Grumetes
Ahora entrego aventuras y experiencia a las futuras dotaciones
Si volviera a nacer y pudiera elegir cómo vivir mi vida, volvería a tener la misma familia, volvería a ser marino y cursaría la misma especialidad.
Un 28 de febrero del año 1968 llegué a este mundo en el puerto de Coronel, donde al amparo de mis padres aprendí desde muy pequeño a vivir con carencias económicas pero con abundancia de amor por parte de ellos, amor que me entregó espíritu de superación, sacrificio valores y patriotismo.
Por razones laborales a mis seis años nos trasladamos a Los Andes. Una tarde de mayo de 1985 llegaron dos oficiales al liceo Max Salas de la ciudad a promover la Escuela de Grumetes, Infantería de Marina y Artesanos Navales. Asistimos cerca de cien interesados a la charla. Ese día comenzó mi aventura: al llegar a casa y comentarle la charla a mi padre agónico me contestó que ser marino era su sueño no realizado por falta de educación y que sería yo quien lo cumpliera ya que reunía todos los requisitos que la marina me exigía.
Terminado el proceso de postulación me informan que estaba en lista de espera. No perdí la esperanza hasta que los primeros días de febrero un telegrama me informaba que debía presentarme en el molo 500 el 13 de febrero; así, a la edad de 16 años, la tarde del martes 12 de febrero de 1986 me presento en Talcahuano, embarcando en el trasbordador Grumete Pérez en lo que sería mi primera navegación. Mientras miraba el atardecer le juraba a la memoria de mi padre, que ya había fallecido, que llegaría al final del nuevo camino y en cada accionar en la vida él sería mi inspiración.
En 1990 conocí a Margarita, con la cual contraje matrimonio y con la que tenemos dos maravillosos hijos, Miguel y Katherine. Durante mi carrera serví a bordo de la LST “Rancagua”, LSM “Orompello”, BE. “Esmeralda”, DLH “Prat”, FF “Williams”, BMS “Merino”, como patrón de la Barcaza “Canave” y como dotación del LSDH “Sargento Aldea”.
Actualmente me desempeño como Condestable de la Escuela de Grumetes, entregando aventuras y experiencia a las futuras dotaciones de unidades y reparticiones. Haciendo un recuento de mi vida, durante ella siempre volví a mi querida Escuela, completando un total de 34 años de servicio, hasta ahora 23 de ellos embarcado en distintas unidades y el resto en la Escuela como Grumete, Marinero alumno, Cabo instructor, Sargento patrón de trasbordador, Suboficial contramaestre y ahora Suboficial Mayor condestable.
En todos estos años, mi vida ha sido una gran aventura, amando el mar, amor que ha sido heredado a mi hijo, que también es marino. Agradezco enormemente a Dios y a mi esposa por acompañarme todos estos años y enfrentar muchísimas veces sola la difícil misión de criar a nuestros hijos, formándolos como personas de bien, cercanos a sus padres, y también agradezco a mis hijos por la cercanía y el amor hacia sus padres.