Almirante Julio Leiva Molina
“Nos tenemos que sentir orgullosos de ser miembros de una Institución que tiene 200 años”
A casi un mes de haber asumido el mando de la Institución, conversamos con el Almirante Julio Leiva en su despacho en Valparaíso. Con su habitual estilo, cercano, responde todas nuestras preguntas, las que buscan ahondar un poco más en la personalidad e intereses del nuevo Comandante en Jefe, además de sus proyecciones para estos cuatro años que estará al mando de la Armada.
Siendo oriundo de Los Ángeles, una ciudad lejana geográficamente del mar ¿Qué razones los motivaron a ingresar a la Armada?
Yo creo que lo más relevante es que la manera de ser de uno debe orientar hacia donde tiene que llevar sus esfuerzos para realizarse en la vida. A mí, mi familia y también en mi colegio, el Liceo Alemán del Verbo Divino, se me inculcó desde pequeño, el orden, el respeto a las normas y el trabajo bien hecho. Creo que, como consecuencia de esta formación, uno busca qué tipo de alternativas puede tener en la vida. Una de estas opciones era la carrera de armas, y dentro de esa, la Marina me llamó la atención porque era y es una Institución que tiene un gran prestigio, y además que sus estudios eran fuertes en el ámbito de las matemáticas, área que a mí me gusta mucho y por esa razón lo decidí. Por supuesto, era una apuesta muy arriesgada para alguien que venía de Los Ángeles que no conocía prácticamente nada de esta vida, pero que, sin embargo, encontré una aventura maravillosa.
¿Qué pensó su familia y amigos cuando dijo que quería ingresar a la Armada?
Naturalmente, todo el mundo se sorprendió. En Los Ángeles lo lógico es que uno quiera ingresar a la Escuela Militar, si es que uno tenía algún grado de interés por la carrera militar, pero también fue novedoso y todos me apoyaron e, insisto, estaban sorprendidos que optara por este camino.
En algún momento al inicio de su carrera naval, ¿se imaginó como Comandante en Jefe de la Armada?
Jamás. Con el escaso conocimiento que tenía del medio, lo único que pensaba era vestir el uniforme. Por supuesto que el legado de Prat es muy potente en la civilidad, y yo lo sentía así. Leí “Adiós al Séptimo de Línea” cuando niño, y la parte del Combate Naval de Iquique me impresionó mucho. Todo eso forma parte de un ideal que uno ve, pero ver más allá de ser cadete o de ser teniente, creo que en mi vida no imaginé llegar a ser Comandante en Jefe. En la medida que iba avanzando en los grados, lo que hice fue siempre ponerme una meta siguiente, nunca pensar en una demasiado lejana, porque uno se puede perder. Siempre la meta era la que seguía: egresar, hacer el viaje en la Esmeralda, después ser oficial en algún buque, después ser comandante de buque, y así avanzando, pero nunca me fijé en la meta del final, porque, sinceramente, creía que estaba muy lejos.
¿Cómo tomó usted la designación como Comandante en Jefe de la Armada? ¿Cuál fue el primer pensamiento que se le vino a la cabeza?
Los cinco vicealmirantes que estábamos en la quina sabíamos que la Presidenta nos iba a notificar la mañana del 2 de junio, así que estábamos en Santiago y sabíamos que al que le sonora el teléfono con el número, que podría ser del Edecán de la Presidenta, era porque iba a tener esa noticia. La verdad que la impresión es muy fuerte y a uno se le vienen a la cabeza una serie de pensamientos. Yo diría que el más fuerte es la responsabilidad de conducir a 26 mil personas, que son los integrantes de nuestra Institución, y que merecen ser bien dirigidos. Y esa responsabilidad llega, y uno dice “Bueno tengo que poner mi mejor empeño para que esto salga bien, resulte bien y que la Marina siga en el lugar que ha tenido durante este último tiempo, y que esperamos siga teniendo a futuro”. Somos una Institución permanente del Estado, importante en el desarrollo de nuestra Nación, y que además estamos cumpliendo 200 años, lo que implica un gran honor, pero una mayor responsabilidad.
¿De qué forma se ha organizado como familia para que usted pueda dedicarse a desarrollar su gestión con tranquilidad y con mayor dedicación?
Nuestra familia siempre ha sido parte del ambiente naval, por lo tanto, hemos vivido los transbordos, cambios de casa, de ciudad, etc. Naturalmente que mis hijos están acostumbrados a un ambiente de cambio, así lo comprenden y saben que esta es la profesión del papá, y eso los lleva a que sean tremendamente comprensivos con uno y que acepten el hecho que, en oportunidades, uno no esté para momentos especiales; y creo que, quizás, el momento más complejo es cuando se producen las separaciones familiares por motivos del servicio.
Tengo más de 14 años de embarco, por lo tanto, significó que estuve un buen tiempo fuera de mi casa y mi mujer, Marcela, todo este tiempo lo ha hecho maravillosamente bien, porque ha logrado mantener esa unidad familiar con nuestros hijos, sin que les afecte mayormente. Quizás el punto culmine de este esfuerzo familiar, fue cuando me tocó ser el primer comandante de la fragata “Cochrane”, y nos tuvimos que quedar un año en Inglaterra sin familia, lo que me obligó a ver a mis hijos por sólo 19 días en un año. Toda mi gente estaba en la misma condición, así que todos enfrentamos de la misma forma esta separación, y por supuesto, significó un esfuerzo familiar importante. Mi familia lo sabe, lo acepta y además me apoya, así que no puedo tener más suerte.
Sus hijos, que han crecido y se han desarrollado en una familia naval, ¿de qué manera cree usted que este gran honor y responsabilidad los involucra a ellos en su quehacer como Comandante en Jefe de la Armada?
Ellos saben que forman parte de una familia, y hoy en día son los hijos del Comandante en Jefe. Ellos han sido criados en un ambiente de exigencia, de autoridad, pero de mucho amor como familia, y ese es el ejemplo que trataremos de darle al resto: que se puede cumplir en los distintos ámbitos de la vida, ya sea en lo profesional, en lo personal o en lo familiar.
¿Cuál será su sello como Comandante en Jefe de la Armada?
Lo principal es la forma en que nos relacionamos, el profundo respeto que debe existir entre las personas, ya sea con los miembros de la Institución como también con el resto de la civilidad. Yo creo que en la medida que eso se cumpla, las relaciones se hacen más fáciles. Lo segundo, es una orientación al trabajo bien hecho, a actuar correctamente, lo que nos va a permitir mantener la eficiencia y la credibilidad que tenemos como Institución. Y finalmente, como consecuencia de estas dos situaciones, demostrarle a todo el mundo, la alegría y el orgullo que se siente al ser marino de Chile.
¿Cuáles serán los ejes en su gestión como Comandante en Jefe? ¿Cuál de estos será su prioridad?
El principal objetivo que debe tener un Comandante en Jefe es cumplir la misión de la Armada, que está dictada por mandato constitucional, y que es, finalmente, lo que nos tiene que iluminar respecto a lo que tenemos que hacer, derivándose de ahí los ejes para este período de gestión. El primero de éstos dice relación con la preparación o iniciación de los proyectos de renovación de nuestro material operativo, porque son básicos para cumplir con la misión. Lo segundo, está relacionado con actualizar los procesos de formación, tanto militar como profesional, de nuestra gente. Tenemos los equipos, pero también tenemos que dotarlos de buenos profesionales para que puedan cumplir las tareas. Y el tercer eje, está relacionado con la mejora en la calidad de vida de nuestra gente. Tenemos que ser lo suficientemente atractivos en ese sentido, para que las comodidades y necesidades mínimas estén cubiertas y, por ende, puedan desarrollarse bien en sus funciones.
¿Qué nuevos desafíos y responsabilidades se despliegan, a su juicio, para la Armada de hoy en el corto, mediano y largo plazo?
El desafío natural que tenemos hoy en día, en este mundo cambiante que ha evolucionado muy rápido, principalmente en términos de las redes de comunicaciones y de la manera de vivir, es tratar de encantar a nuestros futuros postulantes, mostrándoles una carrera atractiva y que como Institución tenemos un compromiso muy marcado con nuestro país. Tenemos que cumplir una misión con nuestra Patria, pero también tenemos que ser interesantes, de tal forma de poder encantar y atraer a los futuros postulantes hacia la Marina, pero sin perder lo fundamental, es decir, seguir siendo una institución militar, disciplinada, jerarquizada, no deliberante, y que es esencial para la Defensa de nuestro país.
¿Qué espera usted de aquellos que componemos la Institución? En este sentido, ¿Cuáles son los valores que usted más aprecia en las personas?
Hay que considerar que ante todo son personas, y después son marinos. Como personas, espero que sean íntegras en su formación moral, que sean consecuentes con lo que piensan y que tengan un sentido ético y moral en su actuar; pero, además, somos marinos, por lo tanto, junto de la exigencia anterior, tenemos que tener muy marcado los sentidos de patriotismo, valor, honor y lealtad, que son propias de las personas que conforman la Marina y de quienes están dispuestos a dar su vida por la Patria si fuese necesario.
¿Cuál es la importancia que hoy en día tiene pertenecer a la Institución?
Nos tenemos que sentir orgulloso de ser miembros de una Institución que tiene 200 años y que ha contribuido enormemente, desde sus inicios, al desarrollo de nuestro país. La Marina ha estado presente desde antes que fuéramos una República Independiente, hemos sido parte de este desarrollo, podemos y debemos continuar cooperando a nuestra Nación. Yo creo que debemos sentir un legítimo orgullo de lo que es nuestro pasado y de lo que hemos aportado durante este tiempo. Tenemos que ser una Institución que siga aportando con su grano de arena al desarrollo nacional, del cual somos parte y con el cual estamos profundamente comprometidos.