Dirección de Ingeniería de Sistemas Navales

Suboficial Mayor Luis Gatica Orrego

Imagen foto_00000001Este año, que estamos insertos en la fiesta bicentenaria de nuestra Armada, un hito tan importante para nuestra Institución, trae consigo momentos de balances y reflexión, al igual lo que este Servidor ha experimentado desde diciembre pasado, producto de la investidura con el grado máximo que la Gente de Mar aspira obtener algún día, el de Suboficial Mayor.

Siendo viñamarino y un joven estudiante de Liceo Industrial, la preocupación de lo que sería mi futuro, no se encontraba entre mis prioridades de vida, más aún el deseo de aventura junto a los amigos, el deporte y la entretención ocupaban mi quehacer diario, junto con cumplir ante mis padres con entregarles buenas calificaciones y buen comportamiento, lo cual para mí, un adolescente en ese entonces, era mi deber y obligación como hijo.

Fue bajo ese escenario, el de un leal apego a las amistades y cómodo pasar estudiantil , que me encontré de un momento a otro junto a ellos, postulando y más tarde ingresando un 9 de febrero de 1986 a nuestra querida Escuela de Grumetes. De allí en adelante comenzó mi carrera y con esto un repentino vuelco en mi forma de ver las cosas, esta vez sí, mirando el futuro y con un anhelo ferviente de superar cada etapa que se me presentaba. Para ello, mi formación inicial y el haber sido además parte integral de la prestigiosa Ingeniería Naval, esta vez como especialista Mecánico Electricista Intercomunicante, contribuyeron en gran medida a la satisfacción del deber cumplido que hoy me embarga.
Desde ese momento a la fecha, ya han transcurrido más de 31 años de servicio, de los cuales 19 han sido de embarco; he servido en múltiples Reparticiones y Unidades, tanto en el norte como en el sur, zona central y extranjero, a bordo de Unidades Auxiliares y de Combate y actualmente en la que llamamos sus integrantes: "El Buque Insignia de la Logística", la Dirección de Ingeniería de Sistemas Navales.

Somos un "Gran equipo" llamado Armada de Chile; todos son muy buenos profesionales y personas tras el marino que vemos, destacándose siempre el alto compromiso al que llegan con los cargos que le han sido confiados. Muchas veces me tocó vivir el cariño que le toma uno a los fierros, manifestado en el especial momento que vivimos los marinos al cruzar el portalón y dejar atrás una Unidad y así también todo el trabajo entregado, carretas y vivencias que dejan un imborrable recuerdo en nuestra vida.

A las generaciones que se encuentran a bordo de las variadas reparticiones a lo largo del país y extranjero, como pudieron leer en estas simples palabras de reflexión no disto de ser alguien como ustedes, con la diferencia de llevarles un par de años de ventaja por supuesto, pero si puedo asegurarles que si en su diario quehacer cumplen con sus labores con entusiasmo, buena predisposición, profesionalismo y ganas de querer hacer bien la "pega" y si a esto le agregamos la disciplina, lealtad, buena camaradería, comunicación y respeto entre nosotros, obtendremos los ingredientes necesarios para lograr la satisfacción del deber cumplido.

Hoy nuestra vocación de servicio y amor a la Patria, junto a la participación de nuestra Armada en un contexto mundial, exige de nosotros el mayor esfuerzo para enfrentar nuevos desafíos en donde el escrutinio público y las comunicaciones entre otros, hacen que debamos demostrar, mantener y realzar nuestros actos y deberes manteniendo siempre en alto nuestro férreo compromiso como servidores de la Patria.

La familia, núcleo fundamental de toda sociedad y por supuesto para nosotros los marinos, hacen que deba hacer un alto especial en estas palabras para expresar mis agradecimientos a mis padres y hermanos por entregarme los valores de familia que heredé; a mis hijas Francisca y Nicole por entenderme, apoyarme y ser parte de mis grandes tesoros alcanzados en esta carrera y por último, a mi esposa Rosario, mi Charo, quien fue, es y será mi amada compañera en esta navegación y que gracias a sus valores, han permitido mantener intacta la armonía de nuestro matrimonio y valioso hogar, logrando de esta forma ser un agradecido de la vida que Dios me dio.