Rescatando el patrimonio torpedero en su 106 aniversario
Si falla del puente la corriente, para ello tenemos personal
Esta es la oportunidad anual en que los que ya no están en las filas toman contacto con el personal en servicio activo y, por sobre todo, tienen la posibilidad de interactuar con las nuevas generaciones de especialistas y constatar en persona que el espíritu de los torpedistas se mantiene inalterable en el tiempo.
antiguo en servicio en la institución, junto a los Suboficiales
Felipe Rubilar y Manuel Painemal.
Si bien es cierto la Escuela de Torpedos en El Manzano, Talcahuano, fue creada hace 106 años, la antigüedad de la especialidad de Torpedos es mucho mayor. Se sabe de la existencia de Torpedos de Botalón ya en el año 1878; el uso del Torpedo Remolcado y Divergente Harvey en las Corbetas O´Higgins y Chacabuco el año 1881 y la recepción de la Torpedera Sargento Aldea el año 1884, que contaba con un tubo lanzatorpedos Whitehead, por mencionar algunos hechos. Lo anterior se traduce en una cantidad no despreciable de 34 años de diferencia respecto a los primeros registros de su uso y operación del arma Antisubmarina.
Para el oficial especialista más antiguo en servicio en la institución, Capitán de Navío Mauricio Arenas, “la Guerra Antisubmarina y sus especialidades asociadas no son sólo una gloriosa historia del pasado: son presente y futuro. Lejos de debilitarse en el tiempo, la guerra anti submarina se ha potenciado y fortalecido de la mano de la tecnología y hoy es quizás, el tipo de guerra en el mar más desafiante y apasionante. En ella confluye la habilidad, la astucia, el adecuado entrenamiento, la toma de decisiones, la ingeniería y la ciencia aplicada llevadas a su máxima expresión. Es común que se diga que aquel que es bueno para la guerra antisubmarina lo será para la de superficie y para la antiaérea ya que provee del equilibrio justo entre las acciones preplaneadas y las decisiones tácticas apropiadas, o dicho de otra forma, entre el reaccionar y el pensar adecuadamente”.
De acuerdo al Comandante Arenas “la guerra antisubmarina es también futuro. Dada la complejidad de esta guerra es que los investigadores y desarrolladores de sistemas han permitido poner a disposición de los usuarios, sensores y armas de muy avanzada tecnología que nos exigirá mejorar nuestra preparación para explotar de la mejor forma el medio subacuático en beneficio de la fuerza propia. La Armada de Chile por supuesto que no es la excepción y ha invertido en ello, contando hoy en día con equipamiento que la sitúa a la vanguardia mundial. Esto claramente implica nuevos y atractivos desafíos para los actuales y futuros especialistas tanto en oficiales como en gente de mar. No hay tiempo que perder para lo cual se requiere gente altamente preparada y calificada pero con el mismo compromiso, esfuerzo y lealtad que siempre ha caracterizado a la especialidad de Torpedos y Armas Antisubmarinas”.
En sus 12 años embarcado, el Suboficial Felipe Rubilar participó en importantes ejercicios antisubmarinos de alcance internacional como Rimpac, Panamax y Unitas. También desempeñó las funciones colaterales de buzo inspector de casco y fotógrafo protocolar, que lo enorgullecen. Actualmente es profesor militar en la Academia Politécnica Naval, y es ahí donde traspasa sus conocimientos a las nuevas generaciones. “Nuestra área tiene un abanico de oportunidades. Me gusta mi especialidad, me gusta aprender más y me gusta entregar mi experiencia a los más jóvenes. Uno es el asesor del mando y por eso tiene que ser siempre el mejor”, relató.
El Suboficial Manuel Painemal fue dotación del APD Uribe, donde ocupó el puesto de Ayudante en el Lanzador de Erizos y con el paso del tiempo llego a ser líder del team de sonar en la fragata Almirante Riveros. Sus aptitudes personales, un excelente dominio del idioma inglés y la experiencia de 15 años de embarco, le han permitido ejercer además como instructor militar en la Escuela de Grumetes y en el buque escuela Esmeralda. “Yo elegí esta especialidad porque me daba la oportunidad de desempeñarme en muchos puestos diferentes, y eso es muy atractivo. Esta especialidad abre horizontes, compartir en escenarios diferentes, en ejercicios internacionales, en unidades a flote y tantas otras áreas, lo que permite vivir muchas emociones y experiencias distintas”, señaló.
Este año, la comisión organizadora de este nuevo aniversario aportará al Patrimonio de la Defensa, rescatando y poniendo en valor los siguientes antecedentes inéditos:
Dos páginas del libro de ventas de la empresa Whitehead & C. con información de adquisiciones efectuadas por Chile desde el año 1886.
La fotografía de un bote torpedo capaz de aplicar torpedos de botalón, construido artesanalmente el año 1891 en Iquique.
Un curioso ejemplar de la Revista de la Escuela de Torpedos del año 1951, que fue publicado en una edición limitada y con dimensiones reducidas, muy diferentes a los ejemplares que conserva el Museo Marítimo Nacional.