Rescatando los valores de la institución

Los Grumetes del "Cañón"

La promoción de 1990 fue la encargada de mover un viejo cañón de cerca de 20 toneladas de un extremo a otro en la Isla Quiriquina. La finalidad de la tarea: generar espíritu de cuerpo y aprender a trabajar en equipo.

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Treinta años han pasado de aquel día en que a 428 hombres se les dio como desafío final de su período como grumetes mover un cañón de 19 toneladas por la Isla Quiriquina entre subidas y bajadas con la finalidad de generar espíritu de cuerpo y camaradería pero sobre todo conocer en terreno lo que es el trabajo en equipo, donde las 4 divisiones de segundo año de la generación 1988 en un mes lograron realizar la difícil tarea.

El Suboficial Héctor Mella, quien actualmente es parte de la dotación del Estado MayorGeneral de la Armada y miembro de la directiva de la “Generación del Cañón”, explicó por qué se denominan así: “se sacó un cañón que estaba enterrado en la subida Rondizoni y se trasladó a pulso por toda la avenida principal quedando instalado en la guardia de la Escuela de Grumete; era un cañón no menor, bastante pesado y grande, por eso la Escuela nos denominó los ‘Grumetes del Cañón’”.

Quien también fue parte de esta experiencia fue el Suboficial Rubén Henríquez, actual dotación de la Dirección de Recuperación de Unidades de Valparaíso, quien comentó que “en general todos mis compañeros supimos llevar bien ese espíritu, esas ganas de estar en la Isla y cohesionarnos como equipo, logrando como objetivo mover el cañón, misión que se nos dio como última tarea antes de egresar de la Escuela de Grumetes”.

Respecto a lo que fue la prueba de trasladar tantas toneladas, detalló que “aproximadamente nos demoramos un mes, fue una tarea ardua, se formaron equipos ya que algunos debían hacer guardia o rendir los últimos exámenes; pero en general participaba el 70 -80% del contingente, a diario. Entre ellos había un grupo que eran los leñadores, ellos se dedicaban a cortar y talar árboles que usábamos de rodillo para poder desplazar este cañón, poníamos espías, igual que los egipcios y así íbamos avanzando de a poco”.

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30 años después, 161 miembros de dicha generación se volvieron a reunir en la Isla Quiriquina. El Suboficial Leonardo Rodríguez, quien en la actualidad pertenece a la Dirección de Recuperación de Unidades de Valparaíso, comenta con emoción el momento del reencuentro y lo que fue revivir sus años de juventud. “Nos embarcamos en el “Grumete Pérez”, el mismo remolcador que nos acogió hace 30 años cuando fuimos por primera vez con 17 años; volvimos a vivir las mismas experiencias, como trote al faro, el baño de mar a las 7 de la mañana, todo esto fue un día después de llegar a la Isla y antes de volver a nuestros trabajos el día lunes”, recordó.

En la oportunidad la “Generación del Cañón” realizó un regalo a la escuela, “una placa recordatoria del hito del cañón, se reemplazó la anterior con una de mejores características, que cuenta lo que habíamos hecho, de donde lo trajimos, quienes participaron y las características del cañón”, finalizó el Suboficial Rodríguez.

Una experiencia que marcó la vida de más de 400 jóvenes que ingresaron en 1988 a la Escuela de Grumetes, en donde la misión de mover un cañón no sólo les enseñó lo que es el trabajo en el equipo, el espíritu de cuerpo y la camaradería, sino que también los unió de por vida y les enseñó desde jóvenes lo que es trabajar en una institución como la Armada de Chile.