Escuadra Nacional
Entrenando su capacidad de combate
Cinco siluetas grises se alejan de Valparaíso, cada una a su tiempo, a la espera de encontrarse en el mar. Se trata de las fragatas “Condell”, “Lynch”, “Blanco Encalada” y “Riveros”, lideradas por la fragata “Williams”, buque insignia de la Escuadra, y que bajo el nombre de los Almirantes que ayudaron a construir la Armada de Chile, zarparon el 19 de marzo para dar inicio a su entrenamiento
A cargo de los 11 buques que integran nuestra Escuadra Nacional, se encuentra su Comandante en Jefe, el Contraalmirante Jorge Ugalde, quien a bordo de la Fragata “Williams”, explica que el motivo central del entrenamiento es alcanzar las destrezas en los tres ámbitos de la guerra en el mar, sobre, en y bajo la superficie, para ser una fuerza de combate eficaz.
“Este valor se logra al emplear todas las capacidades de combate de nuestros buques, interactuando en conjunto con otras fuerzas operativas de la Armada -como el Comando de Fuerzas Especiales, Infantería de Marina, Fuerza de Submarinos y Comando Anfibio y de Transportes Navales- en contribución a la obtención de la victoria en el mar. El grado de entrenamiento que logra tener una fuerza de combate, y la disponibilidad logística-operativa de sus medios, es lo que permite ser creíble en la disuasión”, comenta.
Los más de mil 600 efectivos que integran la Escuadra deben estar preparados para la lucha antiaérea, antisubmarina y antisuperficie. Para ello, en la Central de Información de Combate (CIC) -considerada “el cerebro del buque”- conviven diversas especialidades y grados. Dentro de ellos, tres jóvenes marinos relatan su experiencia durante el entrenamiento.
La Cabo 2° Magdalena Delgado es la única mujer que trabaja en la CIC. Tiene el cargo de supervisor de guerra antiaérea, que consiste en mantener el control del panorama aéreo respecto al movimiento de las aeronaves en cercanías de la fuerza. Comenta que la utilización del radar es fundamental para el proceso de investigación de un contacto aéreo, que permite clasificar una aeronave como neutral, propia o enemiga. “En la práctica, desde que se establece un contacto desconocido hasta que se procesa la información con el PWO, debe pasar un breve plazo debido a que ésta es la guerra más rápida por las altas velocidades que alcanzan las aeronaves”. Desde el año 2011, cuando egresó la primera generación de mujeres de la Armada, sólo ocho de ellas han cursado la especialidad de Radarista CIC. “Creo que el hecho de ser tan pocas mujeres se debe a que esta especialidad ha estado vinculada a los hombres, porque en términos simples, nuestra labor consiste en simular ejercicio de guerra”, señala.