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Suboficial Mayor Juan Hidalgo, Condestable Mayor AP “Óscar Viel”
“Última dotación del Rompehielos Oscar Viel: Bravo Zulú”
Este año fui destinado a formar parte de la dotación del Rompehielos Oscar Viel: uno de los mejores de mi carrera, donde puede impregnarme del sacrificio que pone cada miembro de su dotación y en donde el profesionalismo, la entrega y trabajo en equipo logran satisfacer los requerimientos de cada base, apoyo que los sustentará durante las largas noches antárticas.
Mis orígenes no están ligados al mar, pero sí a los fierros: nací en la estación de ferrocarril de Baquedano, distante 200 km de Antofagasta, en pleno desierto de Atacama, “donde el minero labró la tierra con sus manos y el roto chileno la regó con su sangre”. Me críe entre rieles, vagones, cobre y salitre, y soy el tercero de 6 hermanos.
Estudiando mi enseñanza media en la ciudad de Antofagasta decidí postular a la Armada de Chile sin tener idea de qué se trataba, concretando mi ingreso a la ESGRUM el 9 de febrero de 1986. Jamás pensé que la aventura que iniciaba sería una vida entregada al honor, la razón y el sacrificio.
Tuve el honor de formar parte de muchas dotaciones tanto en tierra como a bordo, entre ellas: en la ESGRUM, donde despertó mi patriotismo; DLG Cochrane, donde nació mi corazón aventurero; COMBUTAC, donde aprendí que el cuerpo puede más que la mente; HOSPVIÑA, donde un cáncer de tiroides me puso a prueba; VALPABAS, donde desperté para olvidar lo anteriormente vivido; DLH Cochrane, de vuelta a mi locomotora añorada a vivir la aventura de sentir la brisa marina en el rostro; ATF Leucotón, donde aprendí el arte de las maniobras marineras y el trabajo arduo que si se hace en equipo tiene un sabor especial; BE Esmeralda, donde la marinería y el viento me llevaron a conocer el mundo; DIRECTELINF-DIPRIDA, preparándome para ir a Inglaterra a formar parte de la dotación de la bestia querida; FF Cochrane, donde fui marino de mar y guerra; y SUBTELWILL, donde hice patria junto a mi querida familia.
En todo este viaje agradezco el apoyo incondicional de mi amada Cecilia y de mis hijos Felipe, Nicolás e Ignacio, los cuales permiten que mi aventura por esta amada Institución siga su rumbo franco hasta llegar a puerto seguro.
Hoy soy parte de esta última dotación del Rompehielos Viel, lo que me llena de orgullo y respeto por cada camarada que cumplió en cada puesto de faena, los del puente, la guardia de ingeniería, el destacamento aeronaval embarcado, las dotaciones de los botes de goma, las dotaciones de la SKUA y las guardias de faenas que estuvieron día y noche trabajando hombro a hombro en condiciones meteorológicas muchas veces adversas, pero el calor del espíritu de cuerpo logro que se cumpliera la misión.
Hoy hay sentimientos encontrados, alegría de haber terminado un exitoso año, pero de mucha tristeza por saber que no volveremos a sentir el crujir de sus cuadernas aguantando el azote de las olas del Mar del Drake, y tampoco sentiremos el estruendo de la proa al fracturar los hielos eternos de la Antártica