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Singladura del Almirante
Celebramos en el mes de octubre, no sólo el centésimo nonagésimo noveno aniversario del primer zarpe de nuestra Escuadra Nacional, sino que, como ya es tradicional, recordamos a los Suboficiales Mayores de la Armada, personal que luego de una extensa y prolífica Carrera Naval, alcanzan al máximo grado que puede optar el personal de Gente de Mar, en una fecha señera para la Armada, porque también celebramos la resonante y decisiva victoria de Chile en el mar, en la punta Angamos, durante el conflicto contra Perú y Bolivia, entre 1879 y 1883.
Angamos representa fielmente lo que la Armada es hoy. El fiel cumplimiento del deber, el apego a las normas, el profesionalismo a toda prueba y la habilidad en la conducción de los medios, permitieron que la Escuadra pudiese batir y apresar al monitor enemigo. Son estos mismos preceptos que hoy guían a las dotaciones de la Armada en su diario quehacer, prestigiando no sólo a la Institución, sino que a todo el país, porque el actuar de los marinos de Chile trasciende por sobre nuestras fronteras.
Estamos cumpliendo doscientos años de servicio ininterrumpido al país y debemos sentirnos orgullosos de nuestra Historia. Somos los herederos de una tradición de valentía, bravura, profesionalismo y, por sobre todo, un profundo amor a la Patria. En nuestra Escuadra, la cual está ad portas de su bicentenario, así como toda la Institución, descansa el principal papel que le cabe a la Marina en tiempos de crisis, como es la salvaguarda de la soberanía. Sepan, quienes dotan esos buques, ser dignos continuadores de una historia colmada de gloria y victoria, que sentó, desde el mar, las bases de un futuro prometedor y pleno en desafíos para Chile y todos nuestros compatriotas.