Suboficial Mayor Octavio Cantero Zamora

“Ser el condestable mayor de la Armada de Chile es la última y más grande hoja de la corona de laureles en mi servicio a la patria”

El trabajo y la preparación de más de tres décadas para llegar a ser un Suboficial Mayor de la Armada de Chile, hoy vuelve a ser reconocida convirtiéndose en el séptimo Condestable Mayor de la Armada, y el tercero en salir de las filas de la Segunda Zona Naval.

Imagen foto_00000001
Suboficial Mayor Octavio Cantero Zamora

Veinte años de embarco en Unidades como el Buque Escuela “Esmeralda”, el transbordador “Sobenes”, el yate “Blanca Estela”, los antiguos petrolero “Montt” y “Araucano”, el Patrullero de Servicio General “Isaza” y el buque LSDH “Sargento Aldea”. Más siete años como instructor en la Escuela de Grumetes “Alejandro Navarrete Cisterna” y otros períodos de servicio en reparticiones terrestres, entre ellas, la Comandancia en Jefe de la Segunda Zona Naval son sólo algunas de las destinaciones que destacan en la bitácora profesional del Suboficial Mayor Octavio Cantero Zamora, quien en diciembre asumió como Condestable Mayor de la Armada.

En la tranquilidad de estar en la fase final de su carrera y con el orgullo de haber cumplido su máxima aspiración de alcanzar el más alto grado en el escalafón de Gente de Mar, tal como se lo propuso en sus primeros años de vida naval, fue sorprendido con la designación de este nuevo cargo en la orgánica institucional.

“Como familia no esperábamos una nueva destinación, porque ya estaba llegando el final de mi carrera, pero este sorpresivo nombramiento - que es la última y más grande hoja de la corona de laureles en mi servicio a la Patria- lo asumí con absoluto compromiso de ser un eficiente nexo entre el Alto Mando Naval y la Gente de Mar. Desafío en el que cuento con el apoyo de mi esposa, Nancy, como ha sido en estos 28 años de matrimonio, y el de mis hijos, Violeta, Hans y David”, comenta el Suboficial Mayor Cantero.

Legado

El honor de ser el personal de Gente de Mar más antiguo de la Institución conlleva una serie de deberes, porque se es un referente para los demás. Desde esa perspectiva, el nuevo Condestable Mayor de la Armada señala que lo más importante es el legado que se herede a las nuevas generaciones de marinos. “Quienes estamos en servicio activo debemos dejar una Marina de prestigio, para que las futuras generaciones se sientan orgullosas de ingresar a una Armada de Chile prospera, tal como yo me siento orgullo de mi Marina, heredada por destacados hombres que sirvieron en sus filas”.

Profundizando en esto de las tradiciones y herencia naval, el Suboficial Mayor Cantero reconoce que para él hay un hombre, símbolo de ejemplo como Gente de Mar, que lo ha marcado a lo largo de su trayectoria naval, como es el Sargento Juan de Dios Aldea Fonseca, quien junto al Comandante Prat saltó al abordaje del “Huáscar”, durante el Combate Naval de Iquique. “El Sargento Aldea supo ser subordinado, disciplinado e inteligentemente obediente, conceptos que han sido mi filosofía en mis años de servicio a la Patria”.

Agrega que cada persona tiene sus propias cualidades y capacidades para alcanzar las metas profesionales o personales, pero lo importante es luchar. “Para lograr objetivos en la carrera naval, como ser Suboficial Mayor, se lucha teniendo la convicción de hacer las cosas bien, ser respetuoso, un buen subordinado, un buen líder y ser comprometidos con lo que somos – Marino de Chile-. Yo siento que ser Marino es lo mejor que me ha pasado en la vida, por lo que me siento muy feliz y orgulloso”.

Inicio de la vida naval

Imagen foto_00000002
Suboficial Cantero junto a su familia

Como alumno de cuarto medio del Liceo Politécnico C-33 de Cauquenes, Región del Maule, el joven Octavio Cantero postuló a la Armada de Chile. Su vida naval se inició en febrero de 1985, a los 18 años de edad.

Con una retrospectiva mirada recuerda que el día de su acuartelamiento en la Escuela de Grumetes “Alejandro Navarrete Cisterna” fue de mucha emoción. “Fue el inicio para descubrir nuevas experiencias, como conocer por primera vez Talcahuano, la Isla Quiriquina, un buque y mi primera navegación a bordo del transbordador “Meteoro”.

Así comencé a abrazar a la Armada, dando forma a mi propia vida de aventura de Marino, que sólo conocía por la televisión y la literatura, transformándose luego en mi perspectiva de futuro”.

Superada la etapa de Recluta y Grumete, optó por cursar la especialidad de Maniobras, cumpliendo su primer transbordo al Buque Escuela “Esmeralda”, transitando posteriormente por las cubiertas de una serie de buques que lo fueron formando como especialista en las artes marineras.

“De todo lo que he hecho en mi carrera, mis mayores orgullos son haber sido en dos ocasiones instructor de la Escuela de Grumetes, Contramaestre del petrolero “Araucano” y Contramaestre y Director de Radier en el “Sargento Aldea”, donde me encargaba de las maniobras de embarco y desembarco de las Unidades anfibias”.