Cristían Gonzalez Alvarado, Suboficial Mayor

“La educación es fundamental en un Hombre de Mar fortalece el honor, la lealtad y disciplina"

El galón ancho y la estrella solitaria del grado de Suboficial Mayor, representa el esfuerzo y dedicación para enfrentar los distintos desafíos que nos impone nuestra labor como marinos, entregando el máximo de cada uno con orgullo y satisfacción

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Desde que ingresé a la Escuela en 1985, ha sido un largo y gratificante navegar por los mares de esta Institución, el cual está lleno de aventuras, desafíos y experiencia que enriquece el honor, los valores y la sabiduría de un hombre de mar.

Nací en el seno de una linda familia de campo, en la ciudad de Limache y en donde hice mis primeros estudios. Posteriormente viajaba a la ciudad de La Calera para continuar la Enseñanza Media en el Liceo Industrial, tiempo en el cual decidí postular a la Armada, para lo cual, me prepare con mucho esfuerzo. Fue difícil separarme de mi familia, peros los buenos concejos de mis seres queridos, me permitieron enfrentar esos duros momentos.

A lo largo de mi carrera, tuve la suerte de pertenecer a distintas Unidades y Reparticiones de la Armada. Inicié mis aventuras marineras a bordo del DLH “Corchrane” unidad en la cual pude recorrer gran parte de mi hermoso país. Posteriormente me fui transbordo a LM “Chipana” unidad a la cual le tengo mucho cariño. Continuando mi aventura en la PFG “Zenteno” donde pude navegar mas allá de nuestros límites marítimos.

En el Comando Anfibio de Transportes Navales, tuve la dicha de participar en la organización de una operación anfibia y ver en acción las Fuerzas Navales y Anfibias. Además, como integrante de este comando  navegué por las cubiertas del AP “Aquiles” y las LST “Valdivia”, “Rancagua” y “Chacabuco”.

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Seguí mi andar, siendo designado  a conformar la primera dotación de la fragata “Prat”, donde pude viajar a Holanda con un grupo de personas muy preparadas y que requirió un esfuerzo de cada uno para traer la unidad a la patria. Continué mi navegar en la LST “Valdivia”, periodo en el cual ocurrió el terremoto que azotó al país, apoyando con un granito de arena a la ciudad de Talcahuano, con limpieza de calles y poblaciones afectadas por el tsunami, ocasión en la cual recibí una gratificante recompensa de un niño, que con su pequeños pasos se acerca con su rostro de ternura y toma mi mano en un gesto de agradecimiento a nuestro trabajo, lo abracé con mucho cariño, fue algo impagable, saber que lo que hacíamos era muy importante para las personas afectadas.

Durante mi pasar por la Primera Zona Naval, pertenecí a la Fuerza de Tarea Reconstrucción, donde apoyamos a la comunidad de Juan Fernández en limpieza y transporte de materiales para ayudar a levantar ese hermoso lugar. Mi última unidad a flote fue el buque multipropósito “Sargento Aldea”, que tuve la satisfacción de ir a buscar a Francia.

En la Academia Politécnica Naval, tuve la suerte de conocer una de las etapas más importante del Hombre de Mar, la “Educación Profesional” de las futuras dotaciones de las unidades y fue en esta repartición en la que fui ascendido al Grado de Suboficial Mayor, grado que luzco con orgullo y gallardía.

Quiero agradecer a la Gobernación Marítima de Talcahuano, mi primera repartición que me recibió como Condestable Mayor y me permitió conocer esa linda labor de proteger la vida en el mar y que muy bien merecido tienen el lema “Los Hombre Bravos de Litoral”.

Todas estas aventuras, no serían las mismas, si no contara con el apoyo incondicional de mi familia, a mi esposa Marisol, agradecer su eterno amor y apoyo. A mis hijos Chantal, Elizabeth y Cristian, son parte de mi vida desde que llegaron a mis brazos y me dan las fuerzas para enfrentar la vida con orgullo, gracias por dejarme desempeñar mi labor con plenitud y agradezco a Dios por permitirme tenerlos a mi lado día a día.

A las nuevas generaciones les pido que den el máximo de sus capacidades para ser un hombre mar amante de la Patria, que enriquezcan su alma con valores. No duden en preguntar a sus padres, profesores y a los viejos lobos de mar, para fortalecer los conocimientos y enfrentar las dificultades con sabiduría. Esforzarse en aprender y llenar su mente con conocimientos nuevos. 

A mis carretas “Navegantes”, por nuestras manos pasan las rutas de navegación de las unidades, lo que requiere del máximo esfuerzo en cumplir nuestra labor con profesionalismo y compromiso por la especialidad, permitiendo a las unidades navegar por aguas seguras y retornar al hogar bendito de nuestros amores.