Teniente 2º IM Hernán Villarroel
“Me dijeron que no podría seguir adelante, así que decidí no conformarme nunca con alguna limitación”
El apoyo familiar, de sus camaradas de armas del Cuerpo de Infantería de Marina y de la Armada en general, fue fundamental para salir adelante en esta etapa de su vida.
La vida toma forma con hechos y vivencias que se acumulan con el paso del tiempo. Se toman decisiones, se buscan objetivos y hay metas que cumplir. Todo marcha bien cuando el diario vivir se mantiene estable. Sin embargo, la vida tiene vaivenes que, en mayor o menor grado, hacen variar los proyectos.
Siguiendo el ejemplo de vida de su abuelo materno, quien vivió consecuentemente a sus convicciones y con pasión su profesión de Buzo Táctico, en 2004 Hernán Villarroel optó por ingresar a la Escuela Naval "Arturo Prat". Eligió la especialidad de Infantería de Marina, al llamar su atención el espíritu de cuerpo, el trabajo en equipo y el profesionalismo de los especialistas, que le recordó el estilo de vida de su abuelo; sin pensar, que esas enseñanzas de fortaleza y superación transmitidas por su familia, las debería poner en práctica para mantener firme la convicción que "ser marino es una decisión de forma de vida y para toda la vida".
Vocación de Soldado
Al finalizar su instrucción en la "Esmeralda", el entonces Subteniente Villarroel fue destinado a cursar Caballería Blindada, período en el que sufrió un accidente que generó una fractura en su pierna izquierda, la que recuperó con limitaciones en la extremidad. Pero su fortaleza en 2011 volvió estar a prueba. Otro accidente, en la misma pierna, disminuyó aún más sus condiciones físicas para continuar siendo un Soldado de Mar.
"Los médicos me indicaron que no podía seguir ejerciendo mi profesión, tendría que sentarme detrás de un escritorio y tener una vida más pasiva en actividad física. Me negué a esa posibilidad".
Esa negación lo llevó a que su vocación de Soldado floreciera con fuerza para tomar una de las decisiones más importantes de su vida, según relata. "Luego de conversar con mi señora, mi familia y mi mando, decidí someterme a una cirugía para amputar mi pierna y así tener expectativas de una mejor calidad de vida y continuar mi carrera como Infante de Marina".
Sin duda, una difícil decisión en la que contó con el apoyo de su esposa, familiares y del Cuerpo de Infantería de Marina. A lo que agrega "tuve la opción de conservar la pierna y vivir en forma más restrictiva, pero me di cuenta que con una buena cirugía, una buena prótesis y la tecnología médica actual lo podía lograr. Entré con muchas dudas a pabellón, salí con mucho dolor y en el camino me terminé de convencer que fue la mejor decisión. Me recuperé de la operación, aprendí a usar la prótesis y a los dos meses logré hacer todo de nuevo. Hoy puedo decir que mi vida es totalmente normal, bailo con mi señora, juego con mis hijos, hago mis actividades físicas de trotar, nadar y pedalear. Y en el plano profesional regresé a la primera línea de la Infantería de Marina el 2015 como dotación del Batallón "Aldea", donde me desempeñé en igualdad de condiciones".
No existen limitaciones
De esta historia se pueden sacar muchas lecciones de vida. Decisión, fortaleza, apoyo familiar y de los camaradas de armas, pero sobre todo fuerza de voluntad para luchar por las metas propuestas para vivir de acuerdo a las convicciones. "Mi formación de Infante de Marina me sirvió 100% en el proceso de recuperación. No tuve tiempo para auto compadecerme, tomé la decisión para mantenerme en servicio activo, con la convicción y la bandera de lucha que las limitaciones no existen y que estas son sólo mentales".
Agrega que: "Todos tenemos condiciones para demostrar que la resiliencia es nuestro principal activo de formación institucional. Muchas veces me dijeron que no podría seguir adelante con mi carrera profesional, a causa de mi aparente condición de invalidez, así que decidí no conformarme nunca con alguna limitación o restricción que truncara mi sueño de ser Soldado de Mar. Después de todo este tiempo aprendí que sin dolor no se logra ser fuerte, sin correcciones no se logra mejorar, pero sin pasión no se logra nada".
Andes Mágico
El Teniente Villarroel agrega que para ayudar a otras personas con su experiencia de vida, se hizo parte de la fundación Andes Mágico, que "está orientada a personas en situación de invalidez, que quieran lograr su rehabilitación plena a través de la práctica de algún deporte. Se les hacen clínicas de rehabilitación de deporte adaptado, apoyadas con un grupo de profesionales, para que se den cuenta que no tienen discapacidades y puedan llegar a esquiar, surfear o realizar actividades de navegación. El concepto de enseñanza es que a través de la actividad física aprendamos a vivir teniendo en cuanta que no importa las veces que uno se caiga, lo importante es cuantas veces nos ponemos de pie", comenta.