La historia de vida de la familia Catilao-Canales
“Somos Gladiadores”
Una enriquecedora experiencia de vida de un integrante de nuestra Institución que superó las adversidades del destino apoyado por su familia y la Armada.
Corría 1998 cuando una pareja oriunda de Linares, se casaba. Él, un Cabo 2º de la Armada; ella una joven mujer que no se imaginaba lo que el destino le tenía preparado. Fue así como se formó el matrimonio entre Pedro Catilao y Yasna Canales. Pronto llegarían los hijos, Javiera la mayor, nacida el 2000 y luego vendría Maximiliano, nacido en Puerto Williams en 2008.
En el 2011 el ahora Sargento Catilao es destinado a Puerto Montt, hasta donde se traslada junto a toda su familia. "Compramos una casa y comencé a preocuparme de arreglarla. Éramos una familia feliz", señala el Sargento Catilao.
Fue ahí cuando una puntada constante en uno de los hombros le comenzó a molestar; luego el dolor le pasó al pecho y fue recién en ese momento cuando comenzó a efectuarse exámenes más específicos. Analizados los exámenes preliminarmente, llama la atención el alto nivel de glóbulos rojos, sin que eso constituyera por si solo algún mal indicio, por lo que continúan los exámenes tratando de buscar con mayor precisión el origen de las dolencias. "Estaba muy complicado y fue en febrero del 2012 cuando un scanner arrojó la existencia de una masa de unos 13 centímetros ubicada en el área del tórax. Era un cáncer", detalla el Sargento 1° Catilao.
"Cuando me enteré, llegué a mi casa y caí al suelo", precisa ante su diagnóstico, mientras que Yasna, su señora, se mantenía firme y con más fuerza que nunca: "jamás bajé la guardia. Llamamos a todos los amigos e hicimos una red de oración. Fue ahí cuando pudimos apreciar a la gran Familia Naval, quienes nos apoyaron en todo momento, haciéndonos sentir que no estábamos solos, sintiendo siempre el apoyo de la Armada, de los amigos y de aquellos que sin conocernos, nos transmitían todo tipo de afectos".
Pedro comenzó con su tratamiento en el Hospital Naval de Talcahuano, con un total de 16 quimioterapias, mientras Yasna se quedaba en Puerto Montt para que los niños siguieran su rutina de colegio. Dentro de todo este desarrollo médico y familiar, y cuando ya estaban asimilado el diagnóstico definitivo de Pedro, Yasna presenta un fuerte dolor de cabeza que sufría crónicamente desde hace 12 años y que asociaba a un accidente domiciliario que había sufrido en su adolescencia.
Debido a las molestias fue al doctor. "Yo creía que mi dolor era tensional", cuenta, especialmente por toda la carga emocional y física que constituía el hacerse cargo de la familia mientras su esposo se encontraba en pleno proceso de lucha contra el cáncer. Tras los exámenes de rigor, se confirma lo inesperado, es ahora Yasna la que presenta un tumor cerebral, inicialmente benigno, pero con una ubicación que resultaba de muy compleja cirugía.
Así, los Catilao- Canales, comenzaron a pensar cómo organizarse con los niños y la casa, para que Pedro pudiera continuar con su tratamiento y Yasna iniciara el propio, ambos en Talcahuano, en diferentes áreas del mismo Hospital, pero con los niños ahora a cargo de sus abuelos en Linares.
El 22 de julio del 2012, tras posponerse por varios motivos su intervención, Yasna fue sometida a la esperada cirugía y tras 13 días de postoperatorio, Yasna volvió a caminar, no quedando con ninguna secuela, por lo que fue dada de alta el 5 de agosto, justo para visitar a sus niños en Linares. Mientras todo esto sucedía, Pedro continuaba con las secuelas propias de la quimioterapia, que para quienes han tenido la experiencia o la han visto de cerca con familiares o amigos, es una etapa desgastadora y emocionalmente abrumadora.
El apoyo y noticias positivas
En julio de 2013 tras un nuevo examen y biopsia, Pedro fue trasplantado de médula. "Todo mi proceso lo publicaba en redes sociales (Facebook) y ahí también recibí mucho cariño". "En la parte médica, siempre recibimos mucho, mucho apoyo, gran comunicación y siempre sabíamos los pasos a seguir, lo que nos indicaba que nuestro equipo médico estaba muy comprometido", señalan ambos.
Fue en enero de este año, cuando una nueva biopsia arrojó que el tumor de Pedro había desaparecido, el linfoma ya no estaba. Luego, el control de Yasna, también fue positivo. Los exámenes arrojaban que los Catilao- Canales, tras intensos meses, con amor, fe, fuerza y mucha garra habían vencido sus graves diagnósticos.
Al terminar este proceso, el Sargento Catilao dice: "significó muchas cosas buenas; conocimos a muchas familias que no ubicábamos y los amigos siempre estuvieron ahí. Pasamos miles de dificultades, especialmente económicas y la ayuda siempre estuvo, como por ejemplo, de parte de la Fundación Blanca Estela sede Puerto Montt. Ahora vemos la vida de otra manera. Hemos aprendido a darle la importancia a lo que uno tiene, a disfrutar del día a día".
"Hemos aprendido a dar ánimo a otros y un simple abrazo y un 'te quiero' basta y sobra. Darle tiempo a los niños y jugar con ellos es prioridad, son cosas que hay que dedicarle tiempo", dice Yasna. Asimismo, y en forma muy simpática, señala que el alimento más importante del día es, desde ahora y para siempre, el 'Besayuno' con su esposo Pedro, a través del cual se contagian mutuamente de amor y esperanza para el día que viene.
Finalmente, los Catilao-Canales, quienes se autodenominan Gladiadores por su convicción en la lucha frente a la adversidad, transformaron toda la experiencia en la energía suficiente para realizar charlas motivacionales, con las que intentan traspasar lo vivido a los demás.
Fue así que durante el Mes del Mar, llevaron a cabo la primera charla, que fue muy valorada por parte de los servidores navales y sus familias que estuvieron presentes en la Base Naval de Puerto Montt.
Los Catilao-Canales, miembros de la Armada, dan muestra de valores intangibles que nos conmueven y que le dan sentido a esto maravilloso que llamamos vida.