Suboficial Mayor Ricardo Vega Cid, Condestable del CAPSVILLA
“Sé el marinero de tu propia vida, nunca sueltes el timón para recalar a tu destino”
Cultiven el espíritu de cuerpo, sean garantes de las tradicionales navales y esmérense por ser marinos valientes y amantes de nuestra patria.
La motivación y orgullo por pertenecer a la Armada de Chile me llevó a ingresar un 9 de febrero de 1986 a la vieja escuela de altivos marineros. Al percatarme del alto compromiso de sus integrantes sentí un tremendo apoyo de todos mis superiores y subalternos, lo cual facilitó mi integración y adaptación a la Marina, asumiendo tempranamente un alto grado de pertenencia hacia la Institución.
Mi vocación de servicio me llevó a cursar enfermero naval y a perfeccionarme como especialista en radiología, llegando a conformar la dotación de los tres Hospitales Navales en Chile y de la Dirección de Sanidad de la Armada. Cumplí mi anhelo de navegar en el glorioso Buque Escuela “Esmeralda”, pudiendo ser embajador de nuestra cultura alrededor del mundo, asimismo llevando un trozo de nuestro Chile a mis compatriotas radicados en el extranjero.
Fui dotación del petrolero “Araucano”, unidad de apoyo a la Escuadra, recibiendo un alto entrenamiento de alistamiento y excelencia profesional, lo cual me permitió participar en el ejercicio RIMPAC, además de participar en la Regata de Grandes Veleros, operar en Hawaii y también con nuestra Escuadra a lo largo de todo el litoral.
Junto a mi familia fuimos destinados a la Agregaduría Naval de Chile en Brasil, trabajando para la Armada y para el Ministerio de Defensa. Paralelamente apoyamos con mi esposa e hijos al Consulado, participando en múltiples actividades sociales.
Actualmente mi núcleo familiar lo componen mi esposa, Maria Giovanna, con quien llevamos 28 años de matrimonio; mis hijos Alexis, ingeniero en prevención de riesgos y estudiante de ingeniería industrial, Giovanna Carolina quien cursa el quinto año de la carrera de Medicina, y Nicole Jazmine, estudiante de enseñanza media en el colegio Capellán Pascal.
La Institución siempre me abrió todas las puertas y es así como resolvió investirme con el más alto grado que pueda alcanzar el personal de Gente de Mar: ser Suboficial Mayor, reconociendo mi entrega y la de mi familia a la vida militar.