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Marinos que cruzan la cordillera
Las Armadas de Argentina y Chile tienen una historia en común, una historia basada en los lazos de amistad y vínculos profesionales que con el transcurrir del tiempo se fortalecen y solidifican a partir del intercambio.
Escuelas, agregadurías, buques de guerra y batallones de Infantería de Marina son algunos de los lugares donde esos intercambios dan sus frutos. Marinos argentinos y chilenos año tras año cruzan la Cordillera de Los Andes para vivir una experiencia laboral y personal única en el país limítrofe.
Tanto Argentina como Chile abren así sus brazos a los marinos amigos, que luego de atravesar los altos picos nevados llegan a una tierra diferente, con una cultura particular y gente marcada por otra realidad, pero donde algo muy fuerte los une: el lenguaje del mar.
Buenos Aires, capital de Argentina, es escenario de varios de los intercambios en 2015. El 29 de diciembre de 2013 recibió al Capitán de Navío Mario Alfieri quien por segundo año se desempeña como Agregado Naval. Sus funciones están relacionadas al asesoramiento y apoyo en las gestiones realizadas por el embajador de Chile en todas aquellas cuestiones del ámbito de la Defensa, en el Área Naval y Marítima y que se orientan a actividades binacionales entre Argentina y Chile.
“Sin duda alguna un segundo año resulta algo así como la cosecha de lo aprendido en el primer año, en donde fue una suerte de inducción al trabajo diplomático y de inserción a una sociedad muy culta y sana”, declaró en referencia a este segundo año en Argentina.
Asimismo, habló de la importante experiencia para su familia; su esposa Vanessa y sus hijos Fiorella, Pierinna, Micaella y Mario, quienes “han podido conocer y ampliar sus conocimientos y percibir una experiencia que los marcará para el resto de sus vidas”.
El Comandante Alfieri, quien ingresó a la Escuela Naval de Chile en 1983 y es oficial submarinista, hizo referencia a que “lo fundamental es haber aprendido a querer a la Armada Argentina conociéndola en profundidad, lo que me permite determinar que compartimos inquietudes similares y un amor por la Patria; es la fuerza motivadora de muchos marinos argentinos que tuve el privilegio de conocer”.
Junto con el Comandante Alfieri cumple funciones el Sargento 2° Patricio Ponce, quien ocupa el rol de encargado administrativo y protocolar de la Agregaduría Naval de Chile en Argentina. Junto a su esposa Katherine y sus tres hijos (Miguel, Bárbara y Patricio) cruzaron la frontera el 22 de diciembre de 2013, iniciando un largo viaje desde la austral ciudad de Punta Arenas hasta llegar a Buenos Aires.
También es su segundo año en Argentina, donde comenzó a trabajar el 8 de enero de 2014. Haciendo un balance de su experiencia profesional, Ponce dijo que “la interacción con la Armada Argentina ha sido excelente; obviamente la buena predisposición que su personal tiene con nosotros, hace que mi desempeño sea de lo mejor. De esta manera contribuimos a estrechar lazos con los suboficiales de la Armada Argentina con quienes he tenido la oportunidad de compartir diversas ocasiones”.
Habló también de lo trascendente de haber participado de dos celebraciones del Día de la Armada Argentina, a la vez que recalcó algo que nunca olvidará: “el vestir el uniforme de la Armada de Chile en Argentina, es sin dudas un privilegio para mí en lo personal y profesional”.
El Sargento Ponce, cuya vocación naval se inició en la adolescencia signado por los pasos de su padre, su hermano mayor y el apoyo de su madre, aseguró que el vivir en Argentina le permitió conocer suboficiales de países como México, Brasil, Estados Unidos, España,
Francia, Colombia, Perú, Bolivia, Paraguay y Alemania, además de los estrechos lazos forjados con los hombres de la Armada Argentina.
Argentinos en Santiago
Un Santiago caluroso y post navideño recibió el 26 de diciembre de 2013 al Capitán de Navío Fabián Gerardo D’Ángelo, quien arribó a la capital de Chile para desempeñarse como Agregado de Defensa y Naval por un período de dos años.
Éste no es su primer acercamiento con la Armada chilena, ya que en 2004 hizo el curso de Estado Mayor en la Academia de Guerra Naval, lo que lo tuvo viviendo un año en Viña del Mar. “Fue una experiencia excelente para conocer a los marinos chilenos, por quienes guardo un profundo respeto profesional y también me permitió hacer muchos amigos que conservo hasta hoy, y con los que me he reencontrado. Además, el Comandante en Jefe de la
Próximo a finalizar su estadía en Chile, el Comandante D’Ángelo comentó que “es muy estimulante y gratificante, a pesar de la alta carga laboral que conlleva, saber que uno puede cooperar con la misión que tiene la propia embajada en el país, de acercarnos, de limar todas las asperezas normales que surgen entre vecinos y de ir logrando cada vez metas superadoras. Eso es realmente muy grato”.
Junto con el Comandante D’Ángelo, cumple funciones administrativas y protocolares el Suboficial Principal Gustavo Andrés Ortiz, quien arribó a Chile el 29 de octubre de 2014, siendo ésta, la primera vez que participa en un intercambio naval con el país.
El Suboficial Ortiz está casado con Esther y tiene dos hijas, Mara de 23 y Araceli de 17 años. “Me vine solo con mi señora, mis hijas se quedaron en Buenos Aires por el tema del estudio, la más grande está terminando la facultad y Araceli está terminando su ciclo medio. Mi señora se ha integrado muy bien, ha sido bien acogida y ella se siente contenta”, sostuvo.
Haciendo un balance de este primer año en el país, el Suboficial Ortiz comentó que su estadía ha sido “altamente grata, hemos sido bien recibidos, el ambiente de trabajo es muy bueno y la relación que hay con el resto de las embajadas y demás es totalmente satisfactoria”.
Agregó que “además uno viene con ganas de conocer mucha gente, conocer otras culturas e intercambiar los conocimientos básicos que hay dentro de la Armada”.
Capacitarse en el país hermano
El Capitán de Fragata Gonzalo Beltrán de la Armada de Chile es Ingeniero Naval con una maestría en Organizaciones y Negocios de la Industria. Desarrolló gran parte de su carrera naval a bordo de buques de la Escuadra chilena, pero este año se le presentó un nuevo desafío.
El enero porteño le abrió las puertas de una ciudad en la que funciona la Escuela de Guerra Naval de la Armada Argentina donde, desde principios de este año, comparte las aulas en el marco del Curso de Comando de Estado Mayor, junto a 37 marinos argentinos y de Brasil, México, Corea, Perú y Bolivia.
“Los intercambios profesionales, más allá de las áreas donde uno las realice (sean áreas operativas o académicas), sin dudas constituyen una oportunidad no solamente desde el punto de vista profesional sino también desde lo familiar”, comentó Beltrán. “Es muy interesante poder insertarte por un tiempo breve en la sociedad argentina, y también conocer a tu par, que es otro marino, que viste uniforme azul igual que tú y que comparte las mismas experiencias de vida, porque nos desenvolvemos en un medio similar: el mar”.
El oficial chileno, quien arribó a Argentina junto a su esposa Carolina y tres hijos, explicó además que tiene “altas responsabilidades de mantener todo el camino que se ha hecho y alcanzar el objetivo principal que es lograr nuevos lazos de amistad. Tenemos muchas cosas en común, no solamente como sociedad sino también como Marina”.
En tanto, el Capitán de Corbeta Adolfo Rodrigo Ureta de la Armada Argentina, llegó el 28 de enero para integrarse al Curso de Estado Mayor de la Academia de Guerra Naval, en Viña del Mar.
Pese a que ya había realizado la Escuela de Guerra en su país, esta experiencia lo toma como algo positivo. “Cada vez que haces un curso en otro lado siempre es algo distinto y eso te suma conocimiento. Y después lo más importante es compartir la experiencia con los alumnos de la Armada de Chile y de los otros países también”, comentó.
Junto con el oficial argentino, están en Chile su esposa y sus tres hijos, quienes están adaptados a la vida viñamarina. “Están todos acostumbrados y con muy pocas ganas de irse. Los chicos tienen muchos amigos; dos de ellos están en el Colegio Capellán Pascal y tengo un hijo con discapacidad que está en silla de ruedas y está en Dalegría, que es el Centro de Rehabilitación Especial de la Armada de Chile”, contó Ureta. “Sabía que iba a venir a un lugar familiar porque las costumbres de Chile con las de mi país son muy similares. Es un país donde el argentino se siente muy cómodo”.
El Capitán Ureta comentó que “uno puede generar realmente buenas relaciones a través del conocimiento, haciendo que las relaciones se enriquezcan y el progreso fluya directamente y aprovechar esas empatías”.
Argentina y Chile desde el mar
En el mes de febrero, el Teniente 1° Javier Huidobro pisó por primera vez las cubiertas del destructor ARA “Almirante Brown” con asiento en la Base Naval Puerto Belgrano de la Armada Argentina. La unidad lleva el nombre del máximo héroe naval del país y justamente, Huidobro, había pasado los últimos tres años en la fragata heredera del nombre de Arturo Prat, insigne figura de la historia naval de Chile.
Llegó a Argentina con su esposa Catalina el pasado 12 de enero y, según manifestó, se sintió muy cómodo desde el primer momento. “La manera de trabajar que tienen no es muy diferente de cómo se trabaja en Chile; además en el buque me han recibido como un oficial más, teniendo todas las responsabilidades y atribuciones de cualquier oficial de a bordo”.
Al arribar al destructor “Almirante Brown” asumió el cargo Navegación y tras ello, pasó a desempeñarse en el Centro de Información de Combate (CIC) como ayudante del oficial de Operaciones. “He tenido grandes experiencias trabajando aquí tanto de los oficiales como los suboficiales. En ese sentido me llevo la mejor de las impresiones en la parte profesional y personal”.
El Teniente Huidobro viene de una familia de marinos y el navegar representa “la esencia de lo que a mí me gusta hacer. Uno para las navegaciones planifica, tiene que trabajar bastante, hay que prepararse… pero cuando uno ve el gigante de fierro que tiene como alma a todos los que estamos sobre él, navegando en forma segura en aguas restringidas o abiertas, se siente una gran satisfacción”.
El oficial chileno realizó el viaje de instrucción a bordo del Buque Escuela “Esmeralda” con el hoy Teniente de Navío Pablo Damián Moyano, quien casualmente este año es uno de los oficiales argentinos de intercambio en Chile. Llegó destinado en marzo al “Araucano”, uno de los dos petroleros que tiene la Armada de Chile, con asiento en Valparaíso. A bordo se desempeña como jefe a cargo de las tareas que se realizan en la cubierta del buque, durante el reaprovisionamiento en el mar.
“En mi estadía acá estoy más metido con la gente porque todo lo que es administrativo se lo tengo que dejar a mi ayudante, una subteniente que tiene experiencia. Nos complementamos muy bien. Me apoyo mucho también en los sargentos de mi equipo. Aporto lo mío en temas de seguridad, que son estándares”, contó.
Los siete meses de Moyano embarcado en la “Esmeralda”, fueron su primer acercamiento con la Armada de Chile. Asimismo, durante los cuatro años que estuvo en Ushuaia, tuvo contacto con Oficiales y Gente de Mar de la Marina chilena, que se encontraban en Puerto Williams y Punta Arenas.
“Yo noto que la Armada es pionera en fortalecer los lazos de amistad y hermandad entre ambos países, eso se ve mucho en los diferentes ámbitos de trabajo compartidos”, concluyó.
Marinos con alas
El Capitán de Corbeta Cristian Schnaidt, eligió la Armada como profesión marcado por una amplia tradición familiar. Él es aviador naval y por eso es que en este año de intercambio en la Armada Argentina, cumple funciones en la Escuela de Aviación Naval (ESAN) ubicada en Punta Indio.
Allí se desempeña como instructor de vuelo después de haber cumplido el curso habilitante del avión T-34 Turbomentor. “El curso es duro y muy exigente, por lo cual tuve que someterme a un estricto régimen de estudio para poder rendir satisfactoriamente en vuelo de acuerdo a los procedimientos y exigencias de la Aviación Naval Argentina”, comentó el aviador naval, quien desarrolló gran parte de su carrera en el Escuadrón de Instrucción VT-1 como instructor de alumnos pilotos.
En referencia a su experiencia personal y profesional en la Argentina, dijo que ha sido inigualable. “Me han integrado en un cien por ciento en las actividades regulares de la ESAN. Tanto el personal de Suboficiales como de Oficiales han sido muy amables y hemos tenido un trato muy cordial, sé que cuento con ellos para cualquier duda o inquietud en todo momento”.
Habló además de los lazos de amistad logrados en el país y resaltó la figura de otro argentino: el actual Capitán de Fragata Gustavo Parma, quien fue su tutor y le enseñó a volar en la etapa “Pre-Solo”, que en Chile se hace con un instructor específico los primeros 16 vuelos. Fue en 2003, cuando el argentino se encontraba como piloto de intercambio en la Escuela de Aviación Naval en Chile. “Guardo muy gratos recuerdos especialmente por su profesionalismo y dedicación como profesor de vuelo”.
“Estos intercambios profesionales son una excelente herramienta de integración entre ambos países, lo que permite conocernos mutuamente en el ámbito profesional y compartir a fondo en lo personal, creando lazos de amistad que sin lugar a dudas se mantienen para siempre”, concluyó.
Del otro lado de los altos picos está el aviador naval argentino, Teniente de Navío Mariano Emanuel Martínez, quien se trasladó desde Argentina a Viña del Mar cerca de su actual destino en la Base Aeronaval Concón, para desempeñarse en el Escuadrón de Propósitos Generales HU-1, donde se encuentra volando el Helicóptero UH-57 y Jet Ranger, luego de haber cumplido la calificación y chequeo.
“Valoro el conocimiento, la confianza y hacer amigos, que con el transcurrir del tiempo de este intercambio, que ya lleva muchos años, mostró en lo concreto ser muy beneficioso para ambos países. Cada experiencia es personal, familiar y única, lo estoy pasando muy bien”, dijo.
En relación a la forma de trabajar, el Teniente Martínez indicó que “somos escuadrones hermanos de alguna forma, tanto porque nos fuimos conociendo personalmente gracias a este intercambio, así como también porque volamos helicópteros livianos, embarcamos y hacemos actividades muy similares. Realmente el funcionamiento de la unidad es muy parecido en cuanto al trato que existe entre los pilotos, la forma que se trabaja con el resto de la dotación, con los mecánicos, con todo el personal”.
En cuanto a la importancia de estos intercambios entre ambas instituciones, el Teniente Martínez comentó que “la prueba palpable para mí fue el día que llegué a encontrarme con aquellos que conocí en mi país cuando les había tocado estar allá. Y esa es una forma de ‘un ida y vuelta’. Yo me sentí tan bien recibido como espero que se hayan sentido los que estuvieron allá”.
Entre los nudos y olas del Pacífico
El Capitán de Corbeta Luis Ernesto Melián, de especialidad Comunicaciones, se encuentra desde principios del año pasado destinado en el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) en calidad de alumno del curso de Hidrografía y Oceanografía categoría “A”.
“Después de dos años en Chile, no sólo habré incorporado los conocimientos brindados por el SHOA en materia de Hidrografía y Oceanografía, sino también los relacionados a la cultura y costumbres del pueblo chileno; además de haber forjado lazos de amistad con colegas, que deseo, me acompañen toda la vida”, contó.
Agregó que: “La experiencia que me llevaré a Argentina estará enriquecida por el conocimiento de cómo se hace en otro país y por qué lo prefieren de esa forma. Espero volcar esta invaluable vivencia, que podría resumir como aportar una mirada distinta a mi quehacer diario en la Armada Argentina”.
Éste es su segundo intercambio en Chile. El primero fue en su etapa de Guardiamarina, cuando estuvo embarcado en el Buque Escuela “Esmeralda”. “Cada intercambio es distinto. En cada jerarquía y puesto las vivencias se aprecian de diferente forma. Es muchísimo lo que se aprende, las relaciones que se forman, las experiencias que se intercambian y las posibilidades que se abren al saber que, del otro lado de la cordillera, la persona con la que estoy interactuando es conocida”, comentó.
“La relación de confianza que ambas naciones depositan al enviar y recibir oficiales extranjeros en el seno de sus Fuerzas Armadas, habla por sí misma. Considero además, que el hecho de instruir a un oficial extranjero, marca tanto el compromiso asumido por la Armada anfitriona como la confianza depositada por la Armada Argentina que espera el egreso de un profesional competente”, concluyó.