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La página del Suboficial Mayor
Una aventura emocionante y desconocida
Es emocionante encontrarse en esta situación, llegar al final de una carrera llena de desafíos, tareas, sacrificios y esfuerzos, pero a la vez de muchas satisfacciones, alegrías y reconocimiento al trabajo bien hecho.
Por aquellos años, el slogan de ingreso a la marina versaba: "Joven chileno, tu destino está en el mar". Así, en febrero de 1981 comenzó mi andar en las filas de la Institución, con escasos 16 años, más flaco y paliducho. Jugaban a mi favor las ganas de aprender y la convicción de no fallar. Durante los primeros meses, me marcaron el adoctrinamiento militar, náutico y de asignaturas que nunca había visto, sin olvidar el año y medio de baño mar, que sin duda, templó el carácter.
El recorrido ha sido largo. La Institución me permitió visitar las costas de nuestro país desde Arica a la Antártica y sus territorios insulares, además de haber estado en los cinco continentes, en tres viajes de instrucción a bordo del Buque Escuela "Esmeralda" en 1983, y posteriormente, en 1993 y 1994. Además, fui parte de la dotación del AO "Montt", desde 1988 a 1992, participando en sus viajes operativos y efectuando levantamientos de combustible. También, tripulé la Fragata "Almirante Lynch" en la Operación Estrella Negra, entre las costas de San Diego y el sur de Canadá en 1995.
En aquellos años, el deseo de conocer otras culturas y tradiciones era una motivación especial. Las visitas a innumerable museos y recorrer diversos lugares íconos, enriqueció mi acervo cultural y me llenó de satisfacciones. El Opera House en Australia, la Tokio Tower de Japón, Honolulu en Hawái, Papeete en Tahití, el Gran Bazar en Estambul, la Torre Eiffel de París y Ruan en Francia, las Pirámides en Egipto, el Museo de Cera en Londres y uno de los lugares más importantes como creyente, Jerusalén y Belén en Israel.
El esfuerzo y abnegación en esta aventura también me ha dado las mayores satisfacciones. Una de ellas fue terminar mi curso de especialidad como Mecánico Electricista, y la alegría que significó ver a mi madre emocionada, cuando se me imponía la mellada por el segundo lugar del curso. Del mismo modo, ser reconocido como un buen especialista también es fruto del esfuerzo y constancia, siempre buscando una solución a la tarea encomendada, aunque significara largas noches de trabajo. Mi consigna es "la pega se hace y bien hecha".
Hoy, con mis padres en el recuerdo, agradezco a mi querida esposa Lorena, quien me acompaña desde hace 20 años. De nuestra unión nacieron Constanza y Gabriela, a las que intento inculcar el valor por el esfuerzo y la disciplina. Para este servidor, ambos valores son la base de toda tarea, asumiéndolas como un desafío y siempre viendo la vida con optimismo para ser feliz en lo que se hace, aprovechar bien las oportunidades y no distanciarse de la franqueza y lealtad con los compañeros de trabajo. A las futuras generaciones, les aseguro que el esfuerzo, la lealtad y el tesón, siempre les será reconocido. Muchas veces no lo percibirán, pero siempre habrá alguien que lo valorará.
Luego de haber iniciado este recorrido, y ad portas de dejar el servicio activo, agradezco a todos quienes en algún momento confiaron en mí. Soy un convencido que esta aventura continúa, de otra forma, pero seguirá siendo emocionante y siempre habrá algo de desconocido.
José Quelopana
Suboficial Mayor
Comandancia en Jefe de la Tercera Zona Naval