El Derrotero del Almirante - Octubre

Octubre tiene un significado especial para la Armada, porque nos trae a la memoria dos acontecimientos que, separados por decenas de años y por apenas un día en el calendario, han marcado en forma indeleble la historia de nuestra Institución.

Efectivamente, el 8 de octubre conmemoramos el aniversario del Combate Naval de Angamos y Día del Suboficial Mayor Naval. En Angamos, Chile logró el objetivo primordial de una Fuerza Naval: el control del mar y permitir el uso de las líneas de comunicaciones marítimas en beneficio propio; la victoria de Angamos, fue el paso más decidor hacia la victoria final que se logró, cuatro años después, en territorio enemigo, quedando así con el mar a nuestra disposición.

Coincidentemente, la Armada, desde 1978, celebra en esta importante efeméride, el Día del Suboficial Mayor Naval, recordando y celebrando a aquéllos que, luego de más de 30 años de servicio, logran la cúspide de nuestra Gente de Mar. Para nuestra Institución, el ser Suboficial Mayor es el resultado una carrera destacada, de valores morales intachables, de un compromiso a toda prueba, de un extraordinario sentido del deber y evidentes cualidades de mando; virtudes que se han ganado a pulso, alcanzando con esto nuestro respeto y profunda admiración. Nuestros Suboficiales Mayores, nos distinguen y debemos sentir un legítimo orgullo al verlos, día a día, desempeñarse en los puestos de Condestable Mayor o donde la Armada los designe.

Por otro lado, el 9 de octubre se recuerda el primer zarpe de la Escuadra Nacional, que al mando del Almirante Manuel Blanco Encalada, marcó el inicio de la supremacía del Poder Naval chileno en el Pacífico. La historia de nuestra Escuadra está plagada de éxitos, de momentos de gloria y de períodos difíciles; pero, sin duda, nuestra principal Fuerza Operativa hoy, es una simbiosis perfecta de tradición y modernidad, que en un constante proceso de entrenamiento y operación, ha logrado un nivel de preparación que nos hace sentirnos orgullosos y confiados de ella. A sus Comandantes y dotaciones, les hemos depositado el prestigio bien ganado y estoy seguro que podrán aprovechar al máximo las capacidades que tienen nuestros buques, como también tengo la certeza que sabrán, en caso de ser preciso, rememorar a esos viejos marinos que llenaron de gloria un sinnúmero de páginas de nuestra historia patria.