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Derrotero del Almirante - Mayo de 2015
Este mes, en el histórico puerto de Arica, inauguramos un nuevo Mes del Mar, actividad que por diferentes razones, tiene un sentido particular, por lo que creo necesario invitarlos a hacer una re¬flexión sobre ello.
A finales de marzo, un fenómeno climático especial se abatió sobre amplias regiones de la zona norte de nuestro país; torrenciales lluvias causaron un desastre de proporciones, una catástrofe que es comparable al terremoto y posterior tsunami de 2010 en la zona centro sur de Chile.
Miles de compatriotas se vieron afectados por toneladas de agua, lodo y desechos que bajaron por quebradas, cauces y ríos, arrasando todo a su paso y generando temor, destrucción y caos. Como siempre, la Armada estuvo presta y dispuesta para reaccionar, e ir en ayuda de esos chilenos que vieron truncados sus sueños y su presente, enviando de inmediato buques y hombres para comenzar a paliar tamaño desastre. Más de mil marinos se hicieron presentes en los primeros días posteriores a la catástrofe, tanto para cooperar en el mantenimiento del orden público, al decretarse el Estado de Excepción Constitucional, como en el tan necesario proceso de normalización de los servicios y condiciones básicas de vida para los habitantes de la zona norte.
Esto sólo re¬fleja, en una acción concreta y específica, el espíritu que tiene la gente que conforma nuestra Armada y que no es otro que el más firme compromiso en hacer de Chile un país más grande y desarrollado, sin escatimar esfuerzos ni sacrificios. Hemos sido, somos y seremos, en todas las situaciones en que se nos solicite, la mano que ayuda desde el mar, el permanente apoyo para quienes deben soportar horas difíciles y un factor de seguridad y tranquilidad para la población.
En este Mes del Mar, daremos un especial énfasis en dar a conocer el aporte de nuestra Marina al desarrollo del país y en particular en la Zona Norte, en donde ciertamente nuestro apoyo a la comunidad en casos de emergencia forma parte de ese esfuerzo.
La Armada, para nuestro país, es mucho más que la defensa de los espacios marítimos o la salvaguarda de la vida humana en el mar. Somos los máximos referentes en todo lo relacionado con nuestro territorio oceánico, tanto en la investigación como en las obligaciones que un país como el nuestro, con una extensa costa, tiene para con quienes utilicen sus vías marítimas. Nuestro aporte al país no es sólo ese intangible llamado Defensa, sino que se materializa en una larga lista de acciones específicas y concretas que permiten que sigamos avanzando a paso firme hacia el desarrollo, cimentado en el accionar de los marinos de Chile.
Nuestra responsabilidad, desde el Comandante en Jefe hasta el último marinero, es ineludible. Es por eso que debemos entender que tenemos una larga y difícil singladura que recorrer, pero tengo la más absoluta certeza que, con el profesionalismo, la vocación de servicio y el elevado espíritu de sacrificio que caracteriza a las dotaciones de la Armada, cumpliremos, con la misma eficiencia que históricamente lo hemos hecho, con el deber que el país nos exige.
Almirante Enrique Larrañaga Martin
Comandante en Jefe de la Armada